EJERCITO ROJO
Por haber licenciado
el Gobierno del Frente Popular, al producirse el Alzamiento, a todos los
soldados que se encontraban en filas —si bien pronto se rectificó esta medida—,
el Ejército rojo se constituye en un primer momento a base de las milicias
marxistas unificadas (socialdemócratas y comunistas), que al advenimiento del
Frente Popular como Gobierno se habían formado por iniciativa de éste, como
fuerza coactiva al servicio de la política de dicho Frente Popular. Estas
milicias marxistas —que a partir del 16 de Febrero de 1936 detenían a los
automóviles, obligándoles a entregar cantidades de dinero en favor del Socorro
Rojo Internacional, por todas las carreteras, y cacheaban a los ciudadanos en
todas las poblaciones, atribuyéndose funciones de policía— hacen su primera
presentación oficial, perfectamente uniformados y disciplinados militarmente,
durante el referido período prerrevolucionario, en la manifestación de primero
de mayo del año 1936, prácticamente exceptuadas de la medida prohibitiva
dictada por el Gobierno que había afirmado «que no se permitiría ninguna clase
de milicias de carácter político uniformadas, y mucho menos su exhibición por
la vía pública». (Documento número 1.)
En segundo lugar se
forman unidades de milicianos con individuos de las sindicales obreras y
partidos políticos frentepopulistas, tituladas con diversos nombres más o menos
expresivos: «Leones rojos», «Columna de Hierro», «Temple y Rebeldía», «Amor y
Libertad», «Spartacus», etc. Y, por último, se integran en el Ejército rojo los
presos por delitos comunes, recién libertados: asesinos, ladrones y reos de
delitos análogos de derecho común. (V. documento número 2,A).
Un caso que comprueba
la afirmación del origen de las más destacadas unidades del Ejército rojo, cuya
recluta fue realizada en los medios criminales, es el de la tristemente célebre
«Columna de Hierro», de filiación anarquista, que sembró el terror desde el
principio de los sucesos revolucionarios en toda la zona de Levante: Del 25 al
26 de agosto de 1936, por orden expresa del Frente Popular, fueron abiertas en
Valencia la cárcel Modelo y el presidio de San Miguel de los Reyes, en que
cumplían su condena, por delitos graves, centenar de delincuentes comunes. Sólo
se exigía para la libertad que los excarcelados se afiliasen —dentro de la
misma prisión— a cualquier partido político del Frente Popular. Los
expresidiarios, libertados en masa, pasaron a engrosar las milicias
dependientes del grupo de defensa de la C. N. T. y a partir de entonces,
organizada ya a base de estos elementos la «Columna de Hierro)), esta unidad
roja lleva a cabo toda clase de crímenes en las provincias de Levante, siendo
varias las prisiones asaltadas por estos expresidiarios, que dieron muerte en
ellas a multitud de presos políticos cuya detención era debida a sospechárseles
desafectos al Frente Popular. En Valencia, el 14 de septiembre de 1936, es
asaltada la cárcel Modelo por dos centurias de la «Columna de Hierro», mandadas
por José Pellicer Gandía y Pascual Rodilla. Y en la misma fecha asaltaron el
Archivo de la Audiencia y el del Gobierno Civil, sin que las autoridades rojas
se opusieran ni aun formulariamente a estas actividades. De dicha «Columna de
Hierro» se disgregaron varios grupos intitulados «Nosotros», «Los Indeseables»
—formado por catalanes—, «Los Iconoclastas» y «Star», que tuvieron sometida a
su capricho la región valenciana.
Se acompaña con el
número 2, B y C., fotocopia de la Gaceta de Madrid, de 25 de enero de 1937,
publicación oficial del Estado rojo, en la que aparece el Decreto-Ley de 22 de
enero de 1937, en virtud del cual se amnistía —no se indulta, sino que se
amnistía, medida aplicada hasta entonces en España y en el mundo entero
civilizado, únicamente a los delitos puramente políticos-- a los asesinos y
ladrones y a toda clase de maleantes que en «considerable número», como expresa
la aludida disposición, forman parte del «Ejército del pueblo».
Todo este conjunto
vino a formar el llamado Ejército popular, y a tales milicias se acuerda
entregar las armas en la fecha histórica del 18 de julio de 1936, como
resultado de la reunión que con el Presidente de la República, Manuel Azaña,
tienen en el Palacio Nacional Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto,
ambos dirigentes del Partido Socialista, y los prohombres republicanos Diego
Martínez Barrio (Presidente de las Cortes), Lara, Barcia y Sánchez Román. Largo
Caballero mantuvo la decisión de armar al pueblo, criterio que, en definitiva,
prevaleció por la decisión, de enorme trascendencia y responsabilidad
histórica, del Presidente de la República, Manuel Azaña, quien alegó —según la
declaración prestada por D. Ramón Feced Gresa, ex Ministro de la República y
miembro del Partido Nacional Republicano, dirigido por el Sr. Sánchez Román— que «las teorías sin masas, no tenían
valor.»
El Sr. Sánchez Román
refirió al Sr. Feced la expresión de satisfacción y de triunfo que se reflejó
en el rostro de Largo Caballero al escuchar la decisión del Presidente de la
República, que llevaba en sí la imposición de dictadura marxista. Sánchez
Román, ante una resolución tan grave, no se atrevió a prestar la adhesión de su
partido al Gobierno que se formase.
Y al poco tiempo, y
cuando la turba, encabezada por asesinos y malhechores de todas clases cometía,
con las armas proporcionadas por orden del Presidente de la República, los
desmanes ya conocidos, D. Manuel Azaña manifestó —también según declaraciones
del Sr. Feced— «que cada día se sentía más satisfecho de no haber escuchado el
consejo de quienes proponían no se debía armar al pueblo».
Constituido el
Ejército rojo, figuran, por excepción, en él algunos militares de carrera,
entre los cuales descuellan el General Miaja y el entonces comandante Vicente
Rojo (que más adelante alcanza el grado de General por sus servicios al
Gobierno marxista). Para apreciar la falta de sinceridad en la actitud de estos
dos jefes, a quienes el Movimiento sorprende en zona dominada por el Gobierno
rojo, bastará tener en cuenta el hecho de que ambos militares figuraban
inscritos en la organización «Unión Militar Española (U. M. E.), que había sido
formada frente al empuje demagógico de la República con el fin patriótico de
oponer en el momento oportuno un dique capaz de salvar a España del embate
comunista. Llegado este momento y fracasado el Alzamiento Nacional en Madrid,
el General Miaja y el Comandante Rojo, que ven la suerte corrida por tantos
jefes y oficiales del Ejército —muchísimos de los cuales son asesinados por el
solo hecho de pertenecer a dicha U. M. E.—, lejos de solidarizarse con sus
compañeros, se apresuran a brindar sus servicios al Frente Popular. Pero como
su conciencia no está tranquila, y creen que con hacer desaparecer la ficha de
pertenencia a la mencionada organización, desaparecerá el rastro de su
actuación anterior, el día 18 de julio de 1937, el General Miaja, acompañado
del que era Comisario General de Policía de Madrid, David Vázquez Baldominos, y
del Comisario-Jefe del fichero político a cargo de la policía roja, se presentó
en dicho departamento y ordenó se le mostrara su ficha y la del entonces
coronel Vicente Rojo, y, una vez en su posesión ambas fichas, se las guardó en
el bolsillo. Los funcionarios de dicho negociado, auténticos frentepopulistas,
vieron con desagrado semejante conducta, por lo que decidieron levantar un
acta, a fin de atestiguar lo ocurrido, acta que reviste interés histórico.
(Documento número 3.)
Francisco Largo
Caballero, en ocasión de un informe que rinde ante el Comité Ejecutivo de la U.
G. T., con motivo de su salida del Gobierno en mayo de 1937, como Presidente
del Consejo de Ministros —debido a una intriga comunista, que proporciona el
Poder al Dr. Negrín—, da una lista de militares afiliados a la U. M. E., en la
que figuran «el General José Miaja y el Coronel Vicente Rojo)).
El Ejército del
Frente Popular queda muy pronto sujeto a la vigilancia del Comisariado
Político, copia bastante aproximada del Comisariado Político Soviético. El
primer Comisario General fue el socialista comunistoide Álvarez del Vayo; la
influencia soviética fue decisiva, adaptándose como insignia del Comisariado la
estrella roja de cinco puntas, extendida a todo el Ejército del Frente Popular,
que adoptó como saludo militar el ademán del puño cerrado en alto. (Documento
número 4.)
La labor del
Comisariado Político no fue solamente de proselitismo, sino muy principalmente
terrorista. La mayoría de los asesinatos cometidos en las unidades militares
rojas contra sus propios soldados, sospechosos de desafección o tibieza, se
deben a la intervención personal de los Comisarios Políticos, secundados en su
tarea por gran número de agentes provocadores que, de acuerdo con la
terminología soviética, recibían el nombre de «activistas».
A la vigilancia
política del Comisariado se agrega en el año 1937 la vigilancia policíaca del
S. I. M., que también asesina impunemente, teniendo a su disposición cada
delegado del S. I. M., en las unidades militares rojas, una red de confidentes
y agentes provocadores denominados «agentes invisibles».
La rivalidad entre
ambos instrumentos de terror, Comisariado Político y S. I. M. —ambos igualmente
criminales— es bastante viva, por responder uno y otro a diferentes matices
dentro del marxismo, lo que no impedía la cooperación del Comisario Político y
del agente del S. I. M. dentro de la misma unidad militar, cuando de cometer
algún asesinato se trataba; siendo esta cooperación aún más estrecha cuando el
Comisario Político, en vez de ser comunista, era socialista, filiación política
que, sobre todo en el Ejército del Centro, caracterizaba a los jefes y
componentes del S. I. M.
El Ejército llamado
popular —en el que tantos ladrones y asesinos formaban, según confesión del
propio régimen en su Decreto ya mencionado de 22 de enero de 1937— habría de
comportarse de acuerdo con su origen, y su conducta en la guerra respondería a
este mismo carácter. En refuerzo de este Ejército, según declaraciones de
comunistas destacados, la Internacional Comunista ordenó a los afiliados de
todo el mundo la prestación de la máxima ayuda, encuadrándose muchos de ellos, así
como muchos aventureros sin patria, en las Brigadas Internacionales, y de este
modo el hampa internacional acampa en la España roja, llegando sus primeras
formaciones a Madrid, con toda clase de elementos de guerra, en los primeros
días de noviembre de 1936. (Documentos números 5 y 6.)
Formaciones que
entonces y, en lo sucesivo, sufren la depuración del Diputado francés comunista
Andrés Marty, depuración consistente, según varios testimonios, en «eliminar
físicamente» a los sospechosos de desafección al comunismo, lo que le valió a
Marty el sobrenombre de «Carnicero de Albacete», ciudad en donde se
concentraban dichas fuerzas antes de su definitivo destino.
El resultado es que
en todas las Brigadas Mixtas del Ejército rojo se asesina por los más diversos
procedimientos a cuantas personas resultan sospechosas de desafección. Las
primitivas milicias voluntarias del Frente Popular resultaron bien pronto
insuficientes para luchar frente al Ejército y al auténtico pueblo de España, y
el régimen marxista hubo de recurrir a levas forzosas (Documento número 7); por
lo que el Ejército frentepopulista quedó integrado en gran parte por multitud
de ciudadanos que, residiendo por azar del destino en la llamada zona roja, no
tuvieron más remedio que incorporarse al Ejército referido, so pena de ser
asesinados ellos, o incluso sus familiares. Y de toda esta masa de reclutas es
criminalmente eliminado todo aquel que por los informes que le acompañan, o
simplemente por su aspecto, resulta sospechoso a los jefes del Ejército marxista.
En todas las Brigadas
del Ejército rojo se asesina, sin que quepa señalar excepciones. Únicamente
pueden establecerse diferencias de grado por razón del número de asesinatos y
del refinamiento en su realización, pudiendo ser mencionadas, en el Ejército
del Centro (Madrid), entre otras, las siguientes unidades, de cuya multitud de
crímenes, judicialmente acreditados, se señalan aquí algunos por vía de ejemplo
:
-Primera Brigada
Mixta: Asesinato de D. Miguel Millas Caballero, de cuarenta y dos años, tipógrafo.
-Cuarta Brigada
Mixta: Asesinato de D. Francisco Romero del Valle, de veintisiete años.
-17 Brigada Mixta:
Asesinatos de D. Enrique Sanz Carrasco, de veintiséis años, ebanista, y de D.
Juan Francisco Salazar Rozadilla, de veintiún años, estudiante de la Escuela de
Artes e Industrias.
-18 Brigada Mixta:
Asesinato de D. José Gárgoles Barrientos, de veinticuatro años, realizado en el
verano de 1938.
-19 Brigada Mixta:
Asesinato de D. Silvestre Campillo Pellicer, de veintiséis años. Según
declaraciones de su viuda, doña Ignacia Carrera Alonso, fue asesinado por unos
oficiales, un sargento, un soldado y un Comisario Político, siendo después
profanado el cadáver por la mujer del Comisario, que se encontraba presente.
-21 Brigada Mixta, de
la que formaban parte elementos del Batallón «Leones Rojos», integrado por
dependientes de comercio pertenecientes a la U. G. T. Asesinatos de D. Santos
Alonso Fernández, comerciante; de D. Feliciano Villoslada Sobrino, de veintidós
años, comerciante; de D. Lisardo Ponchero Pérez de León, empleado, y de D.
Vicente Pérez. Los cuatro mencionados, detenidos en el frente de Teruel, en
unión de Juan Jarrote Naredo y José Pintado Calvo, fueron conducidos al pinar
de Bézar, donde fueron amarrados a los árboles, siendo martirizados y privados
de comida y agua durante algunos días, al cabo de los cuales y después de
varios simulacros de fusilamiento, fueron asesinados los cuatro primeros el 10
de agosto de 1937, obrando declaraciones en este sentido de D. José Villoslada
Sobrino y D. José Pintado Calvo, prestadas respectivamente el 18 y 19 de
noviembre de 1941.
-24 Brigada Mixta:
Asesinato, en el año 1937, de D. Francisco Hilario López Castellanos, de
veintiséis años, industrial.
-26 Brigada Mixta:
Asesinato de D. Máximo Burgos Arribas, dependiente de comercio de veintiún
años. Seguido por el Tribunal Militar Permanente del Primer Cuerpo de Ejército
rojo, con motivo de este crimen, procedimiento número 1.792, del año 1938,
correspondiente a la 1.a División, fue sobreseído sin responsabilidad. Por
declaraciones prestadas ante la Causa General de Madrid, en 26 de febrero de
1943, por el que fue sargento rojo Anastasio Prudencio García, resulta que la
víctima fue asesinada en la madrugada del 3o de marzo de 1938 por orden del
Capitán de su Compañía. Asesinatos de D. José Morcillo Sánchez, de dieciocho
años, estudiante, y de D. Juan Carballar Pujol, de veintiocho años, cometidos
el 20 de diciembre de 1937; seguido igualmente por la Jurisdicción militar
roja, por este motivo, un procedimiento de pura fórmula, resultó sobreseído sin
responsabilidad. Después de la liberación de España, declaró sobre estos
hechos, ante la Causa General, en 12 de enero de 1943, el sargento rojo Antonio
Sánchez Román, quien manifestó que el Capitán de la Compañía a que pertenecían
las víctimas, ordenó al declarante fueran éstas asesinadas, mandato que fue
cursado a dos cabos de la unidad, que lo cumplimentaron, realizándose el crimen
en presencia de un Teniente, del declarante y de un sargento. Fueron también asesinados
D. Manuel Izquierdo Ros, natural de Alcalá de la Serva, de profesión campesino,
muerto en 12 de diciembre de 1938; D. Jesús Rodríguez Serrano, de treinta y un
años, dependiente de vinos, asesinado en 17 de junio de 1937 por la patrulla de
Comisarios Políticos; D. Severino González Pelayo, D. Manuel Ciudad Real
González, D. Fortunato García Monteagudo, D. Gregorio Sánchez Camaraz, D.
Alfredo González Gonzáles y otros muchos.
-27 Brigada Mixta,
formada a base del Batallón de la U. G. T. «Ángel San Juan», cuyo Comandante
fue el tranviario Sebastián Pérez: Asesinato de D. Rafael Fernández del Pino y
Almenar, que en la noche del 22 al 23 de septiembre de 1937 fue detenido en su chabola
y muerto por la espalda por un teniente, un sargento, un cabo y un soldado de
la Unidad, habiendo sido denunciado este asesinato en 24 de junio de 1941 por
D. Manuel Fernández del Pino y Almenar.
-28 Brigada Mixta: El
16 de noviembre de 1937 fueron detenidos Carlos Río Miranda Ameijeira,
Victoriano Paje Martín, Jerónimo Hijón, Baldomero Fernández, Pablo Carpeño
Fuentes, José Antón Antón, Manuel Martín García, Eduardo Gálvez Galera y otros
muchos, la mayor parte de los cuales fueron asesinados. En diversas ocasiones
fueron realizados otros asesinatos, en grupos de tres, cuatro y hasta seis
detenidos, constando sobre tales hechos declaraciones testificales, como la que
el superviviente D. Eduardo Gálvez Galera prestó ante la Causa General en 26 de
junio de 1941. Fueron asesinados también D. Aquilino Cuadrado (detenido en su
casa, estando enfermo, y llevado directamente al frente), D, Lucas de Agustín
Valdeolivas, don Agustín Flórez Martín, D. Fernando Carreras Miral y D.
Victoriano Bastante Díaz, siendo archivados sin responsabilidad los
procedimientos judiciales instruidos por las autoridades militares rojas con
motivo de estos hechos. En la misma Unidad fueron arrancadas las orejas a un
sargento de la Legión, prisionero, que fue a continuación asesinado, habiéndose
publicado el hecho en la Orden correspondiente: «para que sirviera de estímulo
y de ejemplo».
-29 Brigada Mixta,
formada a base del Batallón comunista ((Leal», que tuvo su origen en una
«checa)) de la barriada de la Guindalera; también integraban esta Unidad
elementos del Batallón «Tomás Meabe»: Asesinatos de D. Diego Gutiérrez
Fernández, de veinticinco años; D. Rafael Fernández Viscón, de veinte años; D.
José María Correcher Benedito, de veintisiete años, sastre; D. Secundino
Rodríguez Gómez, de veinticinco años, dependiente de comercio, y don Romualdo
Ortiz Santiago.
-34 Brigada Mixta:
Asesinato, en la madrugada del 15 de noviembre de 1937, del soldado D. Modesto
Pérez López, con intervención del Comisariado Político de la Unidad.
-36 Brigada Mixta:
Guarneció el sector de la barriada de Usera: Entre la multitud de asesinatos
cometidos por esta Brigada, de significación marxista, figuran los de D.
Antonio Gordón Maillo, don Hipólito Laya Baeza, D. Gregorio Lavalle de Miguel,
D. Carlos Aguado Ros, D. Francisco Pérez Martín, D. Miguel Torres, D. Julián
Berenguer Villaescusa y D. Angel Martínez Zuazúa. Los mandos de esta misma
Unidad roja, de acuerdo con organismos comunistas de la capital, cometieron en
el sector que guarnecía la 36 Brigada los asesinatos y expoliaciones conocidos
por «Crímenes del Túnel de la Muerte», que se relatan por separado.
-39 Brigada Mixta:
Esta Unidad, de filiación anarquista, tenía como Comandante a un ex presidiario
por delito común de sangre. Guarneció el sector de El Pardo, y a su demarcación
eran conducidas numerosas personas residentes en la capital, cuyo asesinato,
ordenado por el Comité Regional de Defensa de la C. N. T., se realizaba con
mayor sigilo en el frente que en la retaguardia; servía de enlace para estos crímenes
entre el referido Comité y la 39 Brigada un oficial de la misma apellidado
Adrados Almazán. Otros asesinatos cometidos contra soldados de la Brigada,
tuvieron por víctimas a D. Luís Pardo Rodríguez, de veintitrés años, empleado;
D. Joaquín Caballero Salamanca, D. Pedro Cachaza y D. Felipe Beaumont León, de
veintitrés años, estudiante.
-40 Brigada Mixta:
Constan, entre otras muchas víctimas, las siguientes: D. Emilio de la Pinta
Marcilla, D. José López Elche, D. Emilio Mao Carballada, D. José Vilches, D.
Mauricio Rochel Lucas y D. Germán Morales (que fue asesinado mientras dormía de
un machetazo en el costado izquierdo, siendo obligado el Médico por el
Comisario de la compañía a certificar que la muerte de la víctima había sido
producida por herida de bala disparada a distancia, para atribuir la muerte a
disparo de las Fuerzas nacionales; existe prueba testifical de la versión
exacta de estos hechos).
-41 Brigada Mixta:
Entre otros asesinatos, puede mencionarse el de D. Manuel Hernández Castañedo,
de veinte años, que se incorporó a esta Brigada en cumplimiento de obligación
impuesta por la Dirección General de Seguridad roja, donde la víctima había
estado detenido.
-43 Brigada Mixta:
Asesinato de D. José González Ramos, de veintidós años, empleado; de D. Miguel
Cortés González, de veinte años (asesinado en unión de otros 12), y de otro
soldado apellidado Ancós Hernández, de treinta y un años, comerciante (que fue
asesinado en el sector de la Casa de Campo en unión de 22 soldados más.)
-44 Brigada Mixta: Consta,
entre otros crímenes, el relativo a D. Francisco Lebrero Ortega, de veintiséis
años, comerciante, asesinado, cuando se encontraba herido y acostado sobre una
camilla, por el Comisario político; después de la total liberación de España,
por el triunfo de las armas nacionales, la familia de la víctima realizó la
exhumación del cadáver, apareciendo éste con manos y pies atados. También fue
asesinado D. Florentino Pinés del Castillo, de treinta años de edad, carnicero.
-46 División: Esta
Unidad, tristemente célebre, se encontraba mandada por Valentín González (a)
,El Campesino)). La capacidad de mando de este cabecilla rojo era escasísima,
pero en cambio gozaba de gran influencia política, y su carácter era tan duro,
según declaraciones de sus propios subordinados, que tan pronto como era
desobedecido, o se sentía descontento de algún oficial o soldado, ordenaba su
fusilamiento, siendo esta División considerada como una Unidad de castigo a
causa de los malos tratos que en ella sufrían los soldados. Era frecuente que
los mandos de la 46 División organizasen, sobre todo en Alcalá de Henares,
alegres reuniones, que se prolongaban algunas veces por espacio de varios días,
embriagándose los jefes rojos de tal manera que en algunas ocasiones arrojaban
en este estado bombas de mano, habiendo resultado muertos con este motivo
algunos soldados de la Unidad. Fueron asesinados en esta División, entre otros
muchos, D. Eduardo Álvaro de Benito y Costa, D. Juan Verín Garrido, D. Jesús
Ros Emperador, D. Agustín Ramírez Callar, D. José Riaza González, D. Manuel San
Bartolomé Rodríguez y D. José Antonio Cascales Sánchez. Como muestra de los
instintos criminales de «El Campesino», puede citarse el caso ocurrido en la
posición denominada «Pico y Pala», del frente de Quijorna: Habiéndole sido
regalado un día al cabecilla comunista una pistola, para probarla hizo varios
disparos a corta distancia sobre unos prisioneros, que quedaron muertos en el
acto.
En declaraciones
hechas por «El Campesino» en el Mundo Gráfico, de zona roja, del 16 de junio de
1937, número 1.337, Valentín González «El Campesino)) manifiesta que a los
quince años intervino con otros muchachos en el asesinato de tres Guardias
civiles, volando con dinamita la garita en la que estaban encerrados; después
de estar unos años en la cárcel y de una vida azarosa, se alista en el Tercio
Español en Marruecos, en la 5ª. Bandera, bajo el nombre de Antonio Pérez,
desertando y pasándose al enemigo de España, Abd-el-Krim, y continúa diciendo
textualmente «El Campesino» : «Al principio, apenas empecé a inspirarles alguna
confianza, me dieron el mando de una «jarca», de 300 moritos, de Infantería, y
en seguida, otra de Caballería. Después me incorpora el cabecilla a su Estado
Mayor, en el que me distinguía particularmente. La acción conjunta de España y
Francia acabó con las ambiciones de Abd-el-Krim. Y cuando, ya prisionero de
Francia, el movimiento que él acaudillaba fracasó, los miembros de su cuadro
militar extranjero teníamos que optar entre permanecer en las kabilas, compartiendo
con los indígenas la vida montaraz, o escaparnos. Yo decidí pasar otra vez a la
zona española.»
-53 Brigada Mixta:
Entre los numerosos asesinatos cometidos por esta Brigada, puede mencionarse el
caso referido por los testigos D. Rafael Mora Rodríguez y D. Agustín Paredes
Pastor, según los cuales, en marzo de 1939, el Comisario político de la
Brigada, apellidado Humanes, asesinó a un cabo del Ejército Nacional que había
sido hecho prisionero.
-67 Brigada Mixta: En
declaración prestada en 28 de mayo de 1941 por doña Romana Hernández Alcina,
manifiesta dicha señora que su hijo fue asesinado de un balazo en la nuca por
un sargento de la referida Brigada, siendo incierta la versión --que con
arreglo a la fórmula corriente dieron los rojos—de que la víctima había sido
muerta al intentar pasarse a las filas nacionales.
-75 Brigada Mixta:
Fueron asesinados en el sector de la Casa de Campo dos Tenientes del Estado
Mayor del segundo Cuerpo del Ejército rojo, siendo el ejecutor material de los
asesinatos referidos un soldado, apodado «Carapalo»; en la misma Unidad se
cometieron varios crímenes más, entre ellos el realizado contra cuatro
soldados, que fueron asesinados juntos, también en la Casa de Campo. La 75
Brigada tenía su origen en varias Unidades organizadas por el partido de
Izquierda Republicana.
-77 Brigada Mixta:
Esta Unidad, de carácter anarquista, fue formada sobre la base del batallón
«Spartacus» y diversas milicias andaluzas y extremeñas, cuyos oficiales eran en
su inmensa mayoría reos de delitos comunes, habiendo cumplido condena algunos
de ellos en el presidio de Puerto de Santa María. Las milicias que dieron
origen a esta Brigada habían ya cometido toda clase de tropelías, en su huída
ante el avance nacional, por todas las localidades por donde fueron pasando
hasta llegar a Madrid. Los asesinatos cometidos en esta Brigada pasan de mil,
habiéndose dado el caso de que, al incorporarse un reemplazo llamado por el
Gobierno rojo, y de cuyo reemplazo fueron destinados a dicha Brigada muchos
catalanes, fueron asesinados en dos meses unos doscientos; por lo cual tuvo que
ser reorganizada la Brigada sin haber entrado en combate, alarmándose los
propios mandos militares rojos, que amenazaron con disolver la Brigada. Entre
la multitud de asesinatos llevados a cabo en la Brigada 77, pueden mencionarse
los de D. José y D. Fernando García Navarro, D. Enrique Díaz Penen, D. Manuel
Díaz Ruiz, D. Alberto Jiménez de los Galanes, D. Victoria-no Bayo Marín, D.
Francisco Torres Muñoz, D. Antonio Marín Castro, D. Luís Rodríguez Alonso, D.
Carlos Marín Ibáñez, D. Guillermo Collar Collar, D. Baltasar Parra Martínez, D.
Evaristo García Alises, D. Manuel Rodrigo Sánchez, D. Estanislao Iturbia
García, D. Otilio Guijarro, D. Manuel Benzala Alvín y un soldado, apellidado
Monterroso Hernández; pudiendo asegurarse que los asesinatos cometidos en el
frente no fueron más que la continuación de una larga serie de crímenes que
habían comenzado en Madrid, en la «checa» de la calle de Santa Engracia, número
18, donde fueron asesinadas muchas personas, entre ellas un número muy crecido
de Guardias civiles, contándose, entre otras muchas víctimas, la artista
Victoria del Mar, asesinada por negarse a entregar sus joyas a los jefes del
batallón «Spartacus». Todos estos hechos se encuentran plenamente acreditados
por muy numerosas declaraciones de testigos presenciales, que refieren que las
víctimas eran previamente martirizadas en el puesto de mando de la Brigada,
siendo después obligadas a cavar sus propias fosas.
-5.° Regimiento de
Milicias Populares y División de Enrique Líster: Organizado el 5.° Regimiento
de Milicias Populares desde el principio del Movimiento, en Madrid, con
elementos comunistas, estableció «checas» en todos sus cuarteles, realizando
así, tanto en la reguardia como en el frente, numerosísimos asesinatos, que
siguieron perpetrándose cuando, definitivamente organizado el llamado Ejército
Popular, el 5.° Regimiento inicial se convirtió en Brigada, y más tarde, en 11
División (Documento núm. 8 A y B), siempre bajo el mando del antiguo cantero y
ex presidiario Enrique Líster. Entre otros muchos, pueden mencionarse los
siguientes asesinatos cometidos en la «checa» de la calle de Lista, número 29,
Cuartel General de Líster: D. Manuel Salvatierra Las Peñas, señora viuda De
Villate, D. Luís García García, D. Manuel González de Canales y Romero, D.
Rafael Rueda González, D. José Ureta Aransay, D. Ángel Núñez Canalda, D. Ramón
Huertas López, D. José Fernández Arcos, D. Francisco Martínez García, D. Gaspar
Martínez García, D. Pedro Martínez Raso, D. Juan de Silva López, D. Luís Casal
García, D. Fernando Bouza Lama, y así hasta más de 70 asesinatos, investigados
por la Causa General, siendo también muy numerosos los que la referida Unidad
comunista realizó en su cuartel de la calle de Francos Rodríguez, en sus
cuarteles secundarios y en los frentes de guerra. Enrique Líster llegó a ser
encargado por el Gobierno del Frente Popular del mando del 5.° Cuerpo de
Ejército.
En declaraciones a la
Prensa roja, Mundo Gráfico, número 1333, del miércoles 19 de mayo de 1937,
Enrique Líster Luján, jefe de la División de su nombre, reconoce haber sufrido
una condena de un año y ocho meses de prisión por su «actuación social»,
primero en la cárcel, y luego, en el Castillo del Príncipe, en La Habana (Isla
de Cuba), y que en 1932, siendo Presidente del Sindicato de Canteros, de
Santiago (España), intervino en el asesinato de un patrono, teniendo que huir
al Extranjero, volviendo nuevamente a España con nombre supuesto.
Tanto Líster como «El
Campesino» son hombres sin cultura y sin ninguna clase de conocimientos
militares. El Partido Comunista les rodea a ambos de Estados Mayores lo más
competentes posible para que los individuos que los forman sean los que
realmente, en sentido técnico, manden las Unidades, quedando «El Campesino» y
Líster como figuras decorativas, a efectos de propaganda, para impresionar a
las muchedumbres: son una creación más de la Internacional Comunista.
(Documentos núms. 9 y 10.)
-Batallones Alpinos.
Con este título fueron creadas dos Unidades rojas, que cubrieron línea en el
sector de la Sierra de Guadarrama. En el Batallón Alpino, mandado sucesivamente
por Raimundo Calvo Moreno y por Ángel Tresaco, fueron asesinados unos 200
soldados, y entre ellos, D. Pascual Vallespín Vicente, de veintiún años,
estudiante; D. Luis Rodríguez Manteola, don Gonzalo Blanco Cal, don Francisco
Collado Soler, D. Emiliano Agudo Salvador, D. José María Muñagorri Acorta, D.
Manuel Bouz Bouz, D. Antonio Molinero, don Ramón Campa, D. Antonio Muñoz de
Vacas (que fué asesinado en unión de otros dos soldados en el sector de la
Fuenfría), D. Miguel Cervantes y dos soldados apellidados Larraz y Arconada.
-9.° Grupo de Asalto.
Entre otros, fueron asesinados don Carlos Escudero, un Guardia llamado Patón y
otro apellidado Mille.
Como en pura
democracia resultaba conveniente dar a estos crímenes una apariencia de
legalidad, se encargaban de esta misión de encubrimiento los Tribunales
Militares rojos, en los que se seguía por cada caso —y no siempre—un
procedimiento brevísimo, recibiéndose unas cuantas declaraciones, de las que,
invariablemente, aparecía que la víctima «al intentar saltar las alambradas e
ir corriendo en dirección a la zona facciosa» era sorprendido por las guardias,
y «al darle el alto y no atender la llamada», dichas guardias tenían que
disparar, «matándole en el acto»; en vista de lo cual, el acuerdo de dichos
Tribunales rojos era siempre el sobreseimiento y archivo de las diligencias,
sin imposición de sanción alguna, en vista de que los asesinos habían cumplido
con su deber; siendo dictadas tales resoluciones con perfecto conocimiento por
parte de los Tribunales de los crímenes cometidos, según resulta, entre otras
muchas pruebas, de las declaraciones del Presidente de uno de estos Tribunales
dependientes del Ejército del Centro. Por millares de declaraciones prestadas
por familiares y amigos de soldados del Ejército rojo que perecieron en esta
forma, así como por individuos que pertenecieron a dicho Ejército, y hasta por
los mismos asesinos en muchos casos, han quedado perfectamente esclarecidos
estos asesinatos, que se encubrían con la fórmula «al intentar pasarse al
enemigo». Y esto ocurre durante todo el dominio marxista, hasta la liberación
de la zona roja por el Ejército nacional.
En el correspondiente
anexo documental se inserta fotocopia de varios folios de un procedimiento
militar rojo, que constituye un ejemplo de estos millares de casos de
encubrimiento judicial de los crímenes realizados, en cuyo suceso aparece el
tiro en la nuca, que desde el asesinato de D. JOSÉ CALVO SOTELO se convierte en
típico sistema de acción marxista. (Documento núm. 11, letras A a la E.)
Investigado este caso concreto a raíz de la liberación total de España, queda
perfectamente acreditado, por declaraciones de testigos presenciales, que la
víctima, llamada D. Vicente Espallargues Sospedro, fué asesinada el día 30 de
noviembre de 1937 por orden del Comandante, siendo ejecutores materiales un
Teniente llamado Esteban Cerezo y dos enlaces. Consta también que en esta misma
Brigada fueron asesinados don Pablo Borrella García, de veinticinco años; D.
Mariano Serna Mora, de veintiún años, campesino; D. Manuel García Prados, de
veintiséis, camarero; D. Alberto Diosdado, y otros muchos soldados de la
Unidad, siendo explicados todos estos casos como deserción al campo enemigo. Es
significativo el hecho de que el jefe del 117 Batallón de esta Brigada fuese
Ismael Bueso Vela, antiguo Guardia de Asalto, complicado en el asesinato de D.
JOSÉ CALVO SOTELO.
A fines del mes de
octubre de 1937 los Mandos militares y el Comisariado Político de la 36 Brigada
roja, que guarnecía el sector del barrio de Usera, en las afueras de la
capital, puestos de acuerdo con la organización comunista madrileña, urdieron
una maniobra consistente en atraer a dicho sector a cuantas personas,
preferentemente adineradas, pudieron reunir, haciéndoles creer que iba a serles
facilitada la evasión a la zona nacional; con el designio por parte de los
comunistas de asesinar a dichas personas y apoderarse de cuanto dinero y objetos
de valor llevasen consigo, a cuyo efecto se les instaba para que, aprovechando
las condiciones de seguridad y comodidad que había de ofrecer su evasión,
llevasen encima cuanto dinero y alhajas poseyesen.
Dirigió estas
actividades, de acuerdo con los mandos de la 36 Brigada, un comunista, titulado
Comandante del Ejército rojo, apellidado Durán, y sirvió de agente provocador
un Capitán del mismo Ejército, apellidado Cabrera, que, fingiéndose afecto a la
causa nacional y recurriendo a varios engaños, atrajo al sector de Usera, en
varias expediciones, a numerosas personas, la mayoría de las cuales habían sido
extraídas de las Embajadas y Legaciones extranjeras, donde se hallaban
refugiadas, temerosas de la anarquía imperante en Madrid. Todas estas personas
son asesinadas y despojadas, quedando sepultados sus cadáveres en un lugar
próximo a la línea de fuego, donde fueron hallados e identificados al ser
liberada la capital de España por el Ejército nacional. Al llegar las
expediciones, conducidas en automóvil por los agentes provocadores y sus
enlaces, al sector de Usera y apearse de los coches las víctimas, eran
conducidas a un chalet que servía de oficina al jefe de Información de la
Brigada, que era el propio Cabrera, que personalmente había llevado la provocación,
convenciendo en Madrid a las víctimas y preparando las expediciones. Ya dentro
de dicho chalet, las víctimas eran interrogadas y maltratadas en presencia del
Comandante del 142 Batallón, Juan Ruiz Llamas, y de varios oficiales y
milicianos incondicionales del mando rojo; a continuación, los detenidos eran
despojados de todo su dinero y alhajas, y asesinados junto a las tapias del
edificio, siendo enterrados, amontonados, en unas fosas, preparadas al efecto
en aquel mismo lugar. El dinero y objetos de valor eran recogidos y trasladados
a Madrid por los agentes comunistas. Se tienen noticias de ocho expediciones
realizadas en esta forma, cuyos componentes fueron todos asesinados.
En dictamen emitido
en 28 de octubre de 1939 por los doctores Piga y Aznar, en representación de la
Escuela de Medicina Legal de la Universidad de Madrid, se consigna que de los
67 cadáveres exhumados después de la liberación de Madrid, en las fosas de
Usera, la mayoría habían muerto a consecuencia de disparos de arma de fuego, si
bien algunos de ellos presentaban síntomas de asfixia o de estrangulación,
apareciendo uno de los cadáveres con el cuello rodeado con una cuerda en forma
de lazo; casi todas las víctimas presentaban las manos fuertemente atadas. De
estos cadáveres, 36 han podido ser identificados por los respectivos
familiares. Se acompaña fotografía de dos de las víctimas exhumadas. (Documento
número 12.)
Han podido ser
determinados por diversos medios los nombres de las siguientes víctimas de la
provocación comunista relatada, cuyo asesinato, precedido de robo, realizó,
durante los últimos días de octubre y mes de noviembre de 1937, la 36 Brigada
Mixta del Ejército del Frente Popular:
D. Carlos de Garnica
y Sandoval, D. José Garnica y Zapatero, D. Angel Méndez y González Valdés y sus
cuatro hermanos, D. Ignacio, D. Félix, D. Jesús y D. José; D. Rafael Lucio
Villegas Escudero, D. Ambrosio Espinosa Rodríguez, D. Enrique Covián y Frera,
D. José Ramón García Conde y Menéndez, D. José María Navarrete del Salar, D.
Serafín Sánchez Pindado y D. Ismael Rodríguez Orduña (ambos sacerdotes), D.
Manuel González Quevedo, D. Alfonso Dalmau Alecha, D. José Antonio Ateiza
Areños, D. Pablo Vázquez Lázaro, D. Joaquín Gil Ruano, D.' Nicolasa Sánchez
Pindado, D. Dionisio Celestino Martín Sánchez, D. Laureano Miró Barbany, D.
Luis Miró Barbany, D. Joaquín Lopetedi Miró, D. Manuel de la Dehesa
Fuentecilla, D. Alfonso Solance Beunza, D. Emilio Campos Burón, D. Domingo
Delgado Sánchez, D. Eusebio Orgaz Berzocana, D. Manuel Toll Mesía, D. Estanislao
Urquijo Landecho, D. Santiago Urquijo Landecho, don Fernando González Prieto y
su hijo D. Fernando González Ledesma, D. Valero Ribera Ridaura, D. Francisco de
Cubas y Erice (Marqués de Fontalba) y su nieto D. José de Hoces y Cubas, D.
Isidoro Uceda Cano, D. Fernando Díaz de Mendoza y Serrano (Marqués de
Fontanar), D. Luis Sangil Coronal (Marqués de Peramán), D. Antonio Sánchez
Hermida, D. Ramón Ibarra Uriarte, D. Manuel Landecho y Ve-lasco, D. Antonio
Robles Rodríguez, D. Antonio Arroque Ibarra, don Luis Vegas Pérez, D. José
Duque de Estrada y Moreno, D. Antonio Bonilla San Martín, D. Santiago Prieto y
Prieto, D. Fernando Rodríguez Orduña, D. José Rodríguez Orduña, D. Francisco
Rubio Janini, D. Gerardo Aparicio Gordo, D. Jorge Manteola, D. Francisco Tejero
del Barrio, D. Francisco Martín Gil, D. Manuel Navas Aguirre, D. Juan Antonio
Sanz Pinilla, D.' Natividad Delgado Sánchez, D. Rodrigo Delgado Sánchez, D.
José González Quevedo, D. Antonio Quiles Sanz y un señor apellidado Souceda.
Antes de su
asesinato, las víctimas de cada expedición solían permanecer detenidas, durante
cuatro o cinco días, en un sótano del referido chalet del barrio de Usera,
siendo sometidas durante su secuestro a constantes interrogatorios, acompañados
de martirios. Un reloj de oro perteneciente a una de las víctimas fue hallado
por las Autoridades nacionales en poder de uno de los asesinos, llamado
Gregorio Caballero.
El edificio del
Palacio Nacional (antiguo Palacio Real), que sirvió de puesto de mando a una de
las Unidades militares rojas que guarneció el frente de Madrid, funcionó como
«checa» desde noviembre de 1936 hasta muy avanzada la guerra, constando
numerosos asesinatos cometidos en la «checa» militar referida, directamente
dependiente del jefe militar rojo que desempeñaba dicho mando, siendo el
primero de estos jefes el Teniente Coronel Julio Mangada, y otro de ellos, el
Teniente Coronel rojo Carlos Romero.
Las mismas
características criminales que mostró el Ejército rojo del Centro, de cuya
actuación en este sentido se han señalado sólo como limitadísimo ejemplo
algunos casos concretos, acompañan a los demás Ejércitos marxistas repartidos
por la zona dominada por el Frente Popular (Andalucía, Extremadura, Levante,
etc.), cuyas tropelías y delitos de Derecho común han sido también
judicialmente investigadas por la Autoridad nacional.
Los mandos de este
mismo Ejército del Frente Popular llegan a intimar telefónicamente en Toledo,
en la tarde del 23 de julio de 1936, al entonces Coronel D. JosÉ MOSCARDÓ, defensor
del Alcázar, para que rindiese la fortaleza a las milicias rojas, bajo amenaza
de asesinar a D. Luís Moscardó Guzmán, hijo del Coronel, que había sido
detenido en una casa de la ciudad por las referidas milicias; amenaza que fue
enérgicamente rechazada, tanto por el Coronel como por su hijo, en una
conversación que mantuvieron, también por teléfono, y que ha alcanzado
dimensión histórica. D. Luís Moscardó fue asesinado, y el Alcázar se defendió
hasta que, casi destruido, fue liberado, juntamente con la ciudad de Toledo, el
27 de septiembre de 1936 por el Ejército de Franco. (Documento núm. 13.
Declaración del Excmo. Sr. D. José Moscardó e Ituarte.)
Las Unidades
disciplinarias y Campos de Concentración, cuyo régimen y custodia se había
confiado al Ejército rojo, son verdaderos lugares de suplicio, en los que no se
observa en el trato a los presos y corrigendos las mínimas reglas de
caballerosidad, ni siquiera de humanidad, habituales, en cualquier Ejército
civilizado.
Entre multitud de
casos análogos, puede referirse el de Turón (Granada): En 3 de mayo de 1938
fueron sacados de la cárcel «El Ingenio», en varios camiones guardados por
soldados rojos armados con fusil y bombas de mano, trescientos presos, siendo
presenciada su salida por el Gobernador civil de Almería, Eustaquio Cañas,
socialista asturiano, que en un mitin celebrado con ocasión de la fiesta roja
de 1.° de mayo anunció a Galán, jefe del 23 Cuerpo de Ejército marxista, la
salida de la expedición en estos términos: «Ahí te mando trescientos fascistas;
cuando se te acaben pide más.» Llegados a Turón los presos, se les dice que van
a ser ocupados en la construcción de una carretera. De madrugada se les entrega
pico o pala, y vigilados por milicianos, son conducidos por un camino quebrado
hasta el lugar del trabajo, distante ocho kilómetros; a los que se agotan o se
retrasan se les acribilla a balazos, dando el Teniente la orden de que no se
gastasen municiones y se empleara contra ellos la bayoneta. Son también
asesinados cuantos presos desfallecen en el trabajo. En ocasiones, se les
ordena transportar una pesada cuba cargada de agua sin que se derrame una gota,
y al menor traspiés que haga derramarse el agua, el forzado es muerto de un
disparo, encomendándose la tarea a otro, y así sucesivamente, habiendo cuba de
agua que costó la vida a seis presos. Otro es lanzado con una carretilla por
una cuesta abajo, y cuando, herido, intenta subir arrastrándose, es recibido
con un disparo que le produce la muerte. Un enfermo que, debido a su estado, no
puede levantarse para acudir al trabajo, es asesinado en unión de un hermano
suyo, también preso, que se había abrazado a la víctima. La alimentación es
escasísima, y los malos tratos y las vejaciones, constantes. Un sacerdote que
se atrevió a rezar durante la noche, fue pisoteado y apaleado por un miliciano
hasta arrojar sangre por la boca. Una treintena de presos comunes que figuraban
en la expedición fueron elevados por los milicianos a la categoría de
capataces; provistos de varas, secundaban a los milicianos en los malos tratos;
un gitano, preso común, que vio herido a uno de los presos políticos, y a fin
de congraciarse con el miliciano de guardia, descargó con violencia el pico de
trabajo contra el pecho del herido, asomando la punta por la espalda. El 10 de
junio de 1938, al mes y siete días de haber salido de Almería los presos, van
asesinados sesenta y siete de los trescientos que salieron de «El Ingenio». A
setenta y cinco asciende el número de víctimas de la primera expedición, y a
quince el de una segunda expedición que salió con el mismo destino. Todos estos
hechos han sido concretamente investigados y acreditados plenamente por la
Causa General de Almería.
El 27 de octubre de
1936, en un ataque realizado por las fuerzas marxistas contra una posición
nacional en el puerto de Somiedo (Asturias), fueron hechas prisioneras tres
enfermeras del Ejército nacional, cuya personalidad consta; el Comandante rojo
Jenaro Arias Herrero (a) «el Patas», jefe del sector, las condenó a muerte, sin
formación de procedimiento alguno, diciendo a sus milicianos que aquella noche
podían quedarse con las enfermeras y hacer con ellas lo que mejor les
pareciera; en la misma noche fueron violadas por los milicianos en una casa del
pueblo, e hicieron producir en el exterior del edificio diversos ruidos para
ahogar los gritos de las víctimas. Al día siguiente, de madrugada, fueron
asesinadas a tiros por unas mujeres voluntarias que, una vez cometido el
crimen, las despojaron de sus vestidos, repartiéndoselos entre ellas.
El día 14 de octubre
de 1936 fue hecho prisionero por los marxistas el defensor de la ciudad de
Oviedo, D. Manuel de Rey Cueto, de veintinueve años de edad, y vecino de la
misma; formaba parte como sargento voluntario del Regimiento de Infantería
Milán núm. 32; fue crucificado y colocado de esta manera frente a las
avanzadillas nacionales, en cuya forma fue encontrado el cadáver el día 21 de
octubre del mismo año 1936 por las Columnas gallegas que establecieron contacto
con la ciudad sitiada.
En la Marina de Guerra,
la marinería que, excitada durante el período prerrevolucionario por la
propaganda subversiva, había perdido toda noción de disciplina, al producirse
el Movimiento Nacional se amotina contra sus oficiales (Documento número 14,
letras A a la C), no para mantener la legalidad republicana, sino para imponer
en los barcos la total anarquía. La oficialidad de la mayor parte de la
Escuadra fue apresada por los marineros y subalternos que hicieron sufrir a los
jefes y oficiales las más duras vejaciones, siendo asesinados un extraordinario
número de ellos en increíbles circunstancias de ensañamiento.
Como episodio
representativo de la barbarie de la marinería roja, servilmente alentada por el
Gobierno del Frente Popular, pueden destacarse los crímenes cometidos en
Cartagena, judicialmente acreditados todos ellos, tanto testifical como
documentalmente:
El 21 de julio de
1936, la marinería afecta al Frente Popular habilita como buque prisión el
transporte España núm. 3, y a él son conducidos los jefes y oficiales detenidos.
El 14 de agosto del mismo año llegó a Cartagena el acorazado Jaime 1 con
averías y bajas a bordo como resultado de un bombardeo de la Aviación nacional;
en este buque se había constituido ya un Comité y funcionaba una Guardia roja.
Los miembros de ambos organismos, secundados por los tripulantes del navío,
decidieron vengar el ataque de que había sido objeto el buque en los detenidos
a bordo del España núm. 3 y Río Sil, habilitado también como prisión, y en el
que se encontraban, en su mayoría, los Guardias Civiles detenidos en Albacete y
trasladados a Cartagena. Previa orden de la autoridad roja de Marina, fechada
en 14 de agosto de 1936, a las once y media de la misma noche, fue trasladada
la primera expedición, de diez detenidos, desde el buque Río Sil hasta las
proximidades del Cuartel de Marinería, donde fueron desembarcados, apoderándose
de ellos los grupos, que los condujeron entre golpes e insultos hasta el
callejón que conduce desde el Arsenal a la Prisión Militar de Marina y a la
Constructora Naval, en cuyo lugar se habían instalado unas ametralladoras que
dispararon sobre los presos, que fueron rematados a tiros de pistola y
desvalijados. Como este hecho alcanzase demasiada publicidad, se suspendieron
las ejecuciones y se acordó que el Sil se hiciera a la mar con el España núm.
3. La marinería roja, en unión de grupos civiles extremistas, embarcó en
remolcadores, dirigiéndose hacia los mencionados buques, formando el núcleo
principal de estas turbas el Comité y Guardia roja del Jaime 1, la Junta de
Gobierno del Arsenal con los mandos del mismo y numerosos milicianos. Cuando el
buque Sil se hallaba a unas treinta millas del puerto, y con el pretexto de
limpiar las bodegas donde se hallaban los detenidos, se les obligó a salir a
cubierta, donde eran atados de dos en dos, con las manos a la espalda,
colocándoseles unas parrillas a los pies y siendo arrojados vivos al mar,
dándose el caso de que a dos de ellos se les soltaron las parrillas y quedaron
en el mar reclamando auxilio angustiosamente, sin que se les hiciera el menor
caso. Cuando ya habían sido sacrificados cincuenta y dos presos, los restantes
se negaron a salir, amenazando con prender fuego al depósito de gasolina que
había en la bodega, ante cuya amenaza, los asesinos depusieron su actitud e
hicieron regresar el barco al puerto.
Mientras tanto, en el
España núm. 3, cuando el buque se hallaba a unas veinte millas al Sur de
Cartagena, la marinería e individuos embarcados comenzaron el asesinato de los
Oficiales, a cuyo efecto formaron dos piquetes, uno a proa y otro a popa,
sacándose el primer grupo de unos ocho o diez presos que fueron colocados,
amarrados, en la banda de estribor; entre los caídos en este grupo figuran el
Teniente Coronel de Intendencia D. Julián Pellón y el Teniente de Navío don
José María Martín. Los asesinatos continuaron, siendo las víctimas obligadas a
salir de una en una, en cuyo momento se les disparaba primero un tiro en la
nuca y acto seguido otro en la frente, siendo arrojados los cadáveres,
seguidamente, al agua. Hechos que constan tanto por notoriedad como por
abundante prueba testifical e incluso documental, consistente en los partes de
servicio dados por los jefes rojos.
Existen acreditados
los siguientes asesinatos de marinos, perpetrados en Cartagena, sin contar los
numerosísimos casos de marinos trasladados a otros puertos del Mediterráneo y
asesinados durante su prisión:
D. Ramón de Navia Osorio y
Castropol.—Contralmirante.
D. José Fernández Pery.—Capitán de
Corbeta.
D. Rafael Guitián y Carlos-Roca.—Capitán
de Corbeta.
D. Juan García de la Mata.—Capitán de
Corbeta.
D. Tomás Bustillo Delgado.—Alférez de
Navío.
D. Antonio Amusátegui
Rodríguez.—Capitán de Corbeta.
D. Eduardo García Ramírez.—Capitán de
Fragata.
D. Francisco Moreno de Guerra.—Capitán
de Fragata.
D. José Tapia Manzanares.—Teniente de
Navío.
D. Pedro Gutiérrez Ozores.—Teniente de
Navío.
D. Javier de Salas y Pintó.—Capitán de
Corbeta.
D. Remigio Jiménez Cervantes.—Teniente
de Navío.
D. Emilio Briones Saselli.—Teniente de
Navío.
D. José Vagué Pérez.—Alférez de Navío.
D. Miguel Guitart de Virto.—Alférez de
Navío.
D. Guillermo Schalfhausenh
Kebbon.—Teniente de Navío.
D. Juan de la Piñera y Galindo.—Capitán
de Fragata.
D. José Arroyo Martínez.—Comandante de
Artillería.
D. Pedro García Quesada.—Alférez de
Navío.
D. Gonzalo Bruquetas Llopis.—Capitán de
Corbeta.
D. Manuel Bruquetas Gal.—Coronel de
Artillería.
D. José Nieto Antúnez.—Teniente de
Navío.
D. Enrique de Guzmán Hernández.—Capitán
de Corbeta.
D. Javier Carlos-Roca—Alférez de Navío.
D, Ramón Carlos-Roca y
Carlos-Roca.—Comandante de Ingenieros.
D. José Rodríguez Guerra.—Teniente de
Navío.
D. Ramón María Gámez Fossi.—Capitán de
Navío.
D. Rafael González y
Alvargonzález.—Coronel Auditor.
D. José de Pedro.—Teniente de Navío.
D. Francisco Rosado.—Teniente de Navío.
D. Alfredo Oliva Llamusí.—Teniente de
Navío.
D. José Martín García Vega.—Teniente de
Navío.
D. José Luis Rebellón.—Capitán de
Intendencia.
D. Andrés Sánchez Ocaña.—Coronel de
Infantería de Marina.
D. Julián Pellón López.—Coronel de
Intendencia, retirado.
D. Francisco Ariza.—Teniente Coronel de
Infantería de Marina.
D. Fernando Ruiz de Valdivia.—Teniente
de Infantería de Marina.
D. Agustín Posada Orbeta.—Teniente de
Navío.
D. Juan Sarmiento de Sotomayor y
Rubalcabar.—Teniente de Navío.
D. Cayetano Rivera.—Capitán de Corbeta.
D. José León de la Rocha.—Capitán de
Corbeta.
D. Eladio Ceano Vivas.—Capitán de
Corbeta.
D. José Otero Lorenzo.—Jefe Auxiliar de
Aeronáutica.
D. Antonio Fernández
Salgueiro.—Teniente de Navío.
D. Severiano de Madariaga.—Teniente de
Navío.
D. José García Saralegui.—Teniente de
Navío.
D. Jerónimo Martell.—Teniente de Navío.
D. Manuel de Castro Gil.—Teniente de
Navío.
D. Cirilo Moreno Jiménez.—Teniente de
Navío.
D. Bernardo Blanco Pérez.—Teniente de
Navío.
D. Alfonso Alfaro y del Cueto.—Teniente
de Navío.
D. Ramón Ojeda López.—Teniente de
Navío.
D. Joaquín Farias Marqués.—Teniente de
Navío.
D. Edmundo Balbontín de Osla.—Teniente
de Navío.
D. Diego Hernández de
Henestrosa.—Teniente de Navío.
D. Ignacio Alfaro Foumier.—Alférez de
Navío.
D. Julio Marra López.—Alférez de Navío.
D. Julián Martí y García de la
Vega.—Alférez de Navío.
D. Joaquín Rivero Picardo.—Alférez de
Navío.
D. Julio García Sánchez.—Alférez de
Navío.
D. Lorenzo de Acosta Gallardo.—Alférez
de Navío.
D. Joaquín del Hoyo Algar.—Alférez de
Navío.
D. Ricardo Bona Orbeta.—Alférez de
Navío.
D. Eusebio Franco Garmindo.—Alférez de
Navío.
D. Antonio Falquina y García de
Pruneda.—Alférez de Navío.
D. Alfonso Vare Mora Figueroa.—Alférez
de Navío.
D. Germán Portillo Alhambra.—Alférez de
Navío.
D. Juan José Rabina Poggio.—Alférez de
Navío.
D. José María Borreda
Calatayud.—Alférez de Navío.
D. Enrique Brazis Llompart.—Alférez de
Navío.
D. Jaime Janer Vázquez.—Alférez de
Navío.
D. Pablo Sánchez Gómez.—Alférez de
Navío.
D. Alvaro G. de Ubieta.—Jefe de
Intendencia Civil.
D. José María Rodríguez y Patudo de la
Rosa.—Comandante de Infantería de
Marina.
D. José Virgili.—Teniente de Navío.
D. Manuel Cebreiro Blanco.—Teniente de
Navío.
D. Ramón Dorda.—Teniente de Infantería
de Marina.
D. Carlos García Bermúdez.—Capitán de
Infantería de Marina.
D. Esteban Dodero Pérez.—Comandante de
Infantería de Marina.
D. Gerardo Fraile Massa.—Teniente de
Infantería de Marina.
D. Servando Arbolí.—Teniente de Navío.
D. Carlos Laulhé.—Teniente de Navío.
D. Carlos de Miguel Roncero.—Capitán de
Infantería de Marina.
D. Manuel Valdés Suardíaz.—Alférez de
Navío.
D. Ramón García Bermúdez.—Alférez de
Navío.
D. Antonio Alonso Riverón.—Capitán de
Fragata.
D. José María Calvar.—Teniente de
Navío.
D. Aquilino Aparicio.—Teniente de
Navío.
D. Juan J. Vázquez.—Teniente de Navío.
D. José Cervía Cabrera.—Alférez de
Navío.
D. Ramón Rodríguez Lizón.—Capitán de
Corbeta.
D. José Barreda Aragonés.—Teniente de
Navío.
D. José Kith Canseco.—Teniente de
Navío.
D. Miguel Núñez del Prado.—Teniente de
Navío.
D. Heriberto de Goytia.—Alférez de
Navío.
D. Joaquín Ugidos.—Alférez de Navío.
D. Manuel Esteban Ciriquian.—Alférez de
Navío.
D. Valentín Ariza.—Teniente de
Infantería de Marina.
D. Manuel Sierra Carmona.—Capitán de
Corbeta.
D. Miguel de Guzmán Hernández.—Capitán
de Intendencia.
D. José María Aznar y Bárcena.—Capitán
de Fragata.
D. Emilio Cunchillos Cunchillos.—Guardiamarina
de tercer año.
D. Marcelino Galán y Arrabal.—Capitán
de Fragata.
D. Vicente Gironella Ronquillo.—Capitán
de Corbeta.
D. Rafael Martos Giménez.—Teniente de
Navío.
D. José Verdaguer Puigmartín.—Teniente
de Navío.
D. Angel González López.—Teniente de
Navío.
D. Raimundo Torres López.—Teniente de
Navío, retirado.
D. Casimiro Jaudenes Junco.—Capitán de
Artillería.
D. Vicente Vidal Sales.—Capitán de
Infantería de Marina.
D. José María Mateo Vivancos.—Alférez
de Navío.
D. Luis de Abarca y Toca.—Alférez de
Navío.
D. Luis de Pando y Blanca.—Capitán de
Intendencia.
D. Francisco Gómez.—Oficial de
Intervención.
D. Abelardo de Labra.—Maquinista mayor,
retirado.
D. Francisco García Balanza.—Auxiliar de
Oficinas.
D. Isidoro Fernández.—Cabo de
Artillería.
D. Miguel Calvo Criado.—Particular
(carpintero).
D. José Sotelo Noguera.—Auxiliar
segundo de Artillería.
D. José Sierra Biennert.—Marinero de
segunda.
D. Antonio González Santa Olalla.—Marinero
de segunda.
D. Joaquín Gutiérrez Sierra.—Mozo de
Intendencia.
D. Guillermo López Biernet.—Escribiente
de Servicios Técnicos.
D. Teófilo Alvarez Collado.—Auxiliar de
electricidad.
D. Pascual Morales Moncho.—Mozo de
farmacia.
D. Germán Montero Lueces.—Operario.
D. Luis Martínez Laredo.—Auxiliar de
Infantería de Marina.
D. Antonio Navarro Sánchez.—Auxiliar
segundo de Torpedos.
D. Antonio Marinez Monche.—Soldado de
Infantería de Marina.
D. Miguel Montes González.—Cabo primero
de Artillería.
Fue consigna general
de las fuerzas armadas rojas, a fin de prevenir, por medio del terror, las
evasiones a zona nacional –cuya frecuencia, incluso entre campesinos, obreros y
otros reclutas de posición social modesta demuestran el deseo de sustraerse a la
tiranía marxista por parte de los que la conocían y sufrían de cerca—,
reemplazar al evadido por alguno de sus hermanos, o incluso, otras veces, por
su padre, sin reparar en la edad de éste; el rehén ingresaba en la Unidad
militar roja con muchas probabilidades de ser asesinado por orden de los mandos
militares o del Comisariado político.
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