El proceso de incorporación de España a la Alianza Atlántica se inició el 25 de febrero de 1981. Leopoldo Calvo Sotelo, cuyo partido ya incluía en su programa la futura adhesión a la OTAN, reitera sus intenciones en su discurso de investidura, lo que da paso a las negociaciones de adesión.
Tras el visto bueno del Congreso, el 2 de diciembre de 1981, España comunica a la Alianza su intención formal de adherirse y casi simultáneamente recibe la invitación del Consejo del Atlántico Norte (CAN) para iniciar el proceso. El 30 de mayo de 1982 España se convierte en el miembro número 16 de la Organización del Atlántico Norte.
Con la llegada del PSOE al Gobierno, en octubre de 1982, la integración militar española en la OTAN se suspende de forma provisional, quedando condicionada a la celebración de un referéndum que Felipe González había anunciado en campaña electoral como medio para promover la salida de España de la Alianza.
El Gobierno de Felipe González pasa del «OTAN, de entrada No», a consumar una intensa campaña de apoyo a la permanencia. Todo ello, mientras la derecha de Manuel Fraga propugnaba la abstención.
El 12 de marzo de 1986 se celebra la consulta. "¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica, en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?", se preguntó a los españoles. Además, el referendo contenía tres condiciones: En primer lugar, "la participación de España en la Alianza no incluirá su incorporación a la estructura militar". En segundo término, "la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en el territorio español". Por último, la "reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España".
Con el intento de golpe de Estado de febrero de 1981 aún en la memoria, los españoles votaron "sí" a la permanencia en la OTAN por un 52,54% de los votos. El 39,83% votó en contra, y un 6,54% votó en blanco. La participación total fue del 59,71%. A partir de ese momento, nuestro país inicia su participación en todos los comités, grupos de trabajo, agencias, presupuestos y planeamiento de la defensa de la OTAN, con excepción de la Estructura Integrada de Mandos.
El 19 de diciembre de 1995 se produce un punto de inflexión en cuanto a la participación y la implicación de nuestro país en la alianza militar. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, es elegido secretario general de la OTAN, el noveno en la historia de la alianza y primer español que ostenta el cargo. Fue, sin duda, un nombramiento controvertido, ya que el propio Solana se había opuesto años antes a la adhesión española a la Alianza Atlántica y e incluso había escrito un documento titulado «50 razones para decir no a la OTAN».
Actualmente, España mantiene misiones en Líbano (1.100 efectivos), Afganistán (745), Kosovo (621, cuya retirada ya ha sido anunciada), Bosnia (323), Chad (100), Kirguizistán (52), así como en la recién iniciada misión de Somalia (en la que participarán 395 efectivos). Además, EEUU mantiene dos bases militares en Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla).
Tras el visto bueno del Congreso, el 2 de diciembre de 1981, España comunica a la Alianza su intención formal de adherirse y casi simultáneamente recibe la invitación del Consejo del Atlántico Norte (CAN) para iniciar el proceso. El 30 de mayo de 1982 España se convierte en el miembro número 16 de la Organización del Atlántico Norte.
Con la llegada del PSOE al Gobierno, en octubre de 1982, la integración militar española en la OTAN se suspende de forma provisional, quedando condicionada a la celebración de un referéndum que Felipe González había anunciado en campaña electoral como medio para promover la salida de España de la Alianza.
El Gobierno de Felipe González pasa del «OTAN, de entrada No», a consumar una intensa campaña de apoyo a la permanencia. Todo ello, mientras la derecha de Manuel Fraga propugnaba la abstención.
El 12 de marzo de 1986 se celebra la consulta. "¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica, en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?", se preguntó a los españoles. Además, el referendo contenía tres condiciones: En primer lugar, "la participación de España en la Alianza no incluirá su incorporación a la estructura militar". En segundo término, "la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en el territorio español". Por último, la "reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España".
Con el intento de golpe de Estado de febrero de 1981 aún en la memoria, los españoles votaron "sí" a la permanencia en la OTAN por un 52,54% de los votos. El 39,83% votó en contra, y un 6,54% votó en blanco. La participación total fue del 59,71%. A partir de ese momento, nuestro país inicia su participación en todos los comités, grupos de trabajo, agencias, presupuestos y planeamiento de la defensa de la OTAN, con excepción de la Estructura Integrada de Mandos.
El 19 de diciembre de 1995 se produce un punto de inflexión en cuanto a la participación y la implicación de nuestro país en la alianza militar. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, es elegido secretario general de la OTAN, el noveno en la historia de la alianza y primer español que ostenta el cargo. Fue, sin duda, un nombramiento controvertido, ya que el propio Solana se había opuesto años antes a la adhesión española a la Alianza Atlántica y e incluso había escrito un documento titulado «50 razones para decir no a la OTAN».
Actualmente, España mantiene misiones en Líbano (1.100 efectivos), Afganistán (745), Kosovo (621, cuya retirada ya ha sido anunciada), Bosnia (323), Chad (100), Kirguizistán (52), así como en la recién iniciada misión de Somalia (en la que participarán 395 efectivos). Además, EEUU mantiene dos bases militares en Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla).
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