lunes, 23 de febrero de 2009

Claudio Sánchez Albornoz, Fragmentos de una entrevista.

Yo no he dejado de estar en España durante los cuarenta y dos años que llevo en el destierro, aunque el médico se ocupa de los enfermos, y el abogado de los pleitos, pero como yo he sido historiador, he estado siempre haciendo historia de España y por lo tanto he estado siempre en relación con la patria, no he dejado de vivir en España teóricamente como han tenido que dejar las gentes que tenían profesiones distintas.

La nostalgia de España es durísima, yo estoy todo el día......una de las cosas que quiero decir es que me levanto pensando que cartas llegarán hoy y como no recibo cartas me entristezco porque espero cartas de mis hijas, de mi hijo, de mis amigos, de mis compañeros, son mi vinculación continua con España.

— ¿Como ve usted, hablando precisamente de la transición española hacia la democracia, ese proceso?
—Que ha salido bastante bien, yo no pertenezco a ningún partido de ahora pero la historia enseña que después de una dictadura de cincuenta años lo normal era dar voluntad. Yo he estudiado la dictadura de Almonzon a fines del siglo diez y luego llevo en esos cuántos años al acabar con la vida como todavía ocho o diez años de paz y después la revolución y la caída total de la España musulmana, de modo que yo he deseado la caída y la muerte de Franco ¿por que no decirlo?, yo he escrito un articulo que titulo Secreto de Confesión y que lo confieso, aunque he creído que cuanto más durase Franco, más difícil iba a ser el cambio de la transición, y que iba haber un movimiento revolucionario, y no lo ha habido hasta ahora y yo creo que nadie lo quiere.

“Nacido en Madrid el siete de abril de mil ochocientos noventa y tres el mismo día juraba su padre como diputado a cortes por Ávila, fueron sus padres don Nicolás Sánchez Albornoz y doña Teresa Menduia, estudio en Oviedo, Ávila y Madrid, cursó derecho, filosofía y letras; sus primeros trabajos de investigación histórica se deben al influjo ejercido por su maestro Eduardo de Hinojosa, y datan del año mil novecientos once, en el dieciocho gana la cátedra de historia de España de la Universidad de Barcelona, a los veinticinco años. Luego se traslada a la de Valladolid, y posteriormente a la de Madrid, en la que sucede a su antiguo maestro en la cátedra de historia antigua y media de España, en mil novecientos veinte; en mil novecientos veinticinco ingresa como miembro más joven de la corporación en la Real Academia de la Historia. Llega la república de mil novecientos treinta y uno y es tres veces diputado a cortes por Ávila. En el primero presidió la comisión de instrucción pública, y en el último parlamento fue vicepresidente, también fue rector de la universidad de Madrid, ministro de relaciones exteriores y embajador en Portugal, doctor honoris causa de la universidad de Burdeos. Le ofrecen una cátedra en ella y vive allí tres años prácticamente hasta que llegan los alemanes, entonces la institución cultural española de Buenos Aires le ofrece trabajo y marcha a la Argentina. Trabaja intensamente en instituciones y universidades, junta los cuadernos de historia de España y su escuela de estudios medievales es la primera en lengua castellana, aún recibiría otro cargo político, fue presidente del gobierno de la republica en el exilio, Sánchez Albornoz se ha definido siempre como demócrata, liberal, católico y social.”

—Usted a dicho alguna vez don Claudio que se hizo republicano porque Alfonso XIII entregó el poder al general Primo de Rivera.
—Claro, Primo de Rivera....yo tenía una tradición política familiar, mi abuelo había sido político, mi padre había sido político y yo no quise ser político. He contado que mi padre me fue a ver y me dijo: ha llegado tu hora, ahora vas a ser diputado por Ávila y yo le dije: no siento la política, me interesa la historia y no hago mas que historia, entonces con la monarquía yo no hubiera hecho política, pero el rey entregó el poder a Primo de Ribera y nos encontramos muchos intelectuales españoles que no habíamos hecho política que no sentíamos la política, pues dentro de la nueva España que quería hacer una organización distinta de las de la monarquía, había en el fondo como crónica....

— ¿y porque cree usted que fracaso la república?
—Lo he dicho muchas veces, cuando estuve en Oviedo que me hicieron doctor honoris causa de la universidad, me hicieron también esa pregunta; y les respondí, porque ustedes hicieron la revolución. Ahora publico que me siento democrático, no había ningún cordillizo, ni había ninguna acusación contra nadie, y los políticos de entonces hemos sido todos padres, pero había un tonto que era Nardo Caballero.
Nardo Caballero creyó que él iba a ser, le metieron en la cabeza, que él iba a ser el líder español y que iba a hacer la revolución española y se le hinchó la boca de la palabra revolución, e hizo la revolución de Asturias e hizo las revoluciones en el ultimo tiempo de la república, hizo imposible la vida en el país, porque todo el que tuvo un muro que colocó enfrente de Albert Purnesa por temor a perderlo. La revolución de Nardo Caballero, a Nardo Caballero lo han traído con grandes honores. Nardo Caballero es el culpable de los cuarenta años de destierro y de la muerte y el destierro de todos nosotros, no había habido nada, no había causado nada, además en el sistema democrático es respeto de la voluntad.......
Si hay unas elecciones y tienen una mayoría los radicales, que eran republicanos se hicieron nobles; bueno pues hay que dejarles gobernar, pues no hay que hacer una revolución. Hicieron otra revolución los catalanes, también usted sabe..... también estúpidamente no había ninguna razón para hacerla porque las revoluciones suponen tener un éxito pero siempre que triunfen, y hacer una revolución en España en el año treinta y cuatro fue un caso de locura, de locura de Nardo Caballero.

—La actual situación española, ¿como la ve usted desde aquí?, la monarquía democrática por ejemplo.
—A mi me llevaron a ver a don Juan Carlos y han pasado ya dos años, le dije: “Señor, el parlamento es una posibilidad de los mas revolucionarios, el que hace un discurso violento en el congreso ese no hace la revolución”, Nardo Caballero quería hacerla porque no sabia hacer un discurso. Bueno señores al día siguiente de mi entrevista con don Juan Carlos, don Juan Carlos echó a Carlos Arias y nombro a mi paisano Estuardo, no creo que me hiciera caso pero la verdad es que fue al día siguiente.
Yo soy republicano lo he dicho y lo sostengo comprenda usted que al cabo de ochenta y pico años no va uno a variar el pensamiento, porque sería una porquería y yo si algo aprecio es tener una dignidad personal. He podido vivir de todas maneras, he podido ir a Frankfurt, me han hecho propuestas y he conservado aquí mi casa, mis libros, mi tristeza, por no ceder. No se como van las cosas en España porque yo no recibo informaciones y no vivo allí, creo que tienen buena intención las gentes de la UCD y los socialistas, intención de realizar lo que no hicimos en esos tiempos de la república.


—Eso es exactamente lo que se a dado en llamar consenso, una operación de acuerdos, más o menos sustanciales para llevar a cabo esa situación de transición hacia la democracia y con el consenso se ha logrado redactar un proyecto de constitución,,.
—Hay una cosa que me molesta y es que no se hable de España, el estado español, bueno, iba a decir una palabrota.....pero qué caramba es eso del estado español, es España, yo no hubiera pasado por eso si hubiera estado en Madrid. Hubiera sido España, España es todo, todos los pueblos, se puede hablar de los pueblos de España, de las comarcas históricas de España, de las nacionalidades españolas, pero España está ahí, de modo que a mi me parece mal que la hayan suprimido.....porque he recibido invitaciones en nombre del estado español, ahora, ¿cuánto durará el consenso?,

— ¿Cuánto cree usted que debiera durar?
—Yo creo que entendemos por consenso..... si eso de consenso y perdonen ustedes lo grosero de la expresión “darse la lengua”, como se dice vulgarmente aquí, si se lo deben dar, pero si representa un entendimiento para llevar a España por los caminos de la democracia creo que todavía debe perdurar.

— ¿Mucho tiempo?
—Si usted estuviera tan lejos de España, tan mal informado, que no lo sé, no le puedo a usted contestar a eso.

—Don Claudio ¿es verdad que a usted le han pagado con efecto retroactivo sus salarios de ministro desde que dejo usted de serlo hasta hoy?
—Eso es una afirmación canallesca, a mi me han pagado un sueldo de exministro desde el día en que yo lo solicité, mi abogado Carlos Acilleras apeló el acuerdo, pidiendo que me lo concedieran con carácter retroactivo como le han concedido a otros, lo negó el gobierno, apeló al tribunal supremo, que el tribunal supremo confirmó el acuerdo del gobierno, de modo que yo cobro mi sueldo de exministro como hemos solicitado mientras Franco ha vivido.

—Oficialmente un hombre tan liberal como usted, un estandarte por decirlo así, del liberalismo español ¿ha recibido alguna expresión de reconocimiento por parte de la nueva situación democrática?
—No, yo tengo que agradecer a los españoles como me recibieron cuando fui a España, estuvieron amables todos; cuando yo iba por la calle y se me acercaba una muchacha y decía, enhorabuena ya esta en España y me daba un beso. El pueblo estuvo casi amable conmigo, estuvieron algunas instituciones como la universidad del mundo hispánico, pero el estado español, ni entonces, ni ahora, ni después a hecho un solo gesto, como lo han hecho con otros grandes políticos.

— ¿Y de esos años de vida política? ¿Cuales son los mejores recuerdos que usted tiene?
—Es difícil contestar a esa pregunta, durante el periodo republicano yo tuve honestamente.... y contribuí en lo que pude a formar la república, por ello todos los recuerdos me parecen felices, entonces a veces eran ingratos; de todas maneras aquello es un recuerdo amargado de una época muy larga de mi vida en el exilio. Ahora bien, yo soy católico y creo que el buen dios me había hecho desde la cuna historiador, y yo me había metido en política y había dejado la historia, yo había ya comenzado libros y me habían dado el premio nacional Covadonga, y me habían hecho académico de la historia teniendo cuarenta y dos años, cuando todos los grandes académicos de la historia eran mis padres o mis abuelos, yo era el benjamín. Todo eso significa que yo era historiador. Si yo hubiera seguido haciendo política habría sido un político mas, pero la historia medieval española la puedo hacer yo solo, y yo la he hecho y he conservado en esta casa cuarenta y cinco años de mi vida toda íntegra para trabajar en la historia de España y ahí están mis libros, los pueden ustedes fotografiar, y ahí está mi crédito, me acordaré en el premio Feltrinelli, que es el premio Nóbel de los historiadores en Italia, me ha reconocido en todas partes, pero en España.... bueno sí, me aplauden, me echaron de la jadería de la historia.

—Don Claudio, volviendo al tema político aunque usted nos había ya alejado de él, ¿usted cree que los emigrados políticos de la república, los que perdieron la guerra civil tienen algún papel posible, aunque ya naturalmente están todos muy mayores en la reconstrucción española?
—Mi teoría es, nosotros hemos tenido muchas guerras civiles, muchas emigraciones históricas en el curso del siglo diecinueve y nunca he dudado dentro de la teoría mía.....yo ya llevo doce años y nos hemos quedado tan vueltos de plenitud de forma que se han vuelto moderados, todo el mundo sabe que a Martínez de la Rosa, que había estado es esta casa la llamaban Rosita la pastelera porque era aficionado al consenso como se diría hoy.....

—A los pasteles.
—Pues no sé, si nosotros hubiéramos vuelto en el año cincuenta, en el año sesenta habríamos podido cumplir una misión en España, porque es ingrato decirlo pero había muchos errores en la cuneta, en todos los caminos y yo era quizás el mas insignificante político, pero ha tardado tanto que somos ochentones, sin embargo ahí esta el caso de Tarradellas. Tarradellas era un revolucionario, pero Tarradellas a vuelto a España...........como habíamos vuelto todos, hacia el destierro en Cheis, probablemente Nardo Caballero contra quien yo me he alzado con justicia, también juntos, también volverá. Pero cuánto ha durado, cuarenta años, Franco era de mi quinta y cuando murió Franco yo era ya un vejestorio.

—Talento, dignidad, autoridad científica, señorío personal y belleza de estilo, tales son las cualidades que distinguen al primer historiador de España, hoy prisionero de sus ochenta y cinco años en Buenos Aires, doctor honoris causa por las universidades de Turinga, Gante, Burdeos, Lima, Oviedo y Buenos Aires; académico de las academias de la historia de Lisboa, París, Roma, Chile, y Estados Unidos. España esta en deuda con él, aún estamos a tiempo de hacerle justicia.
Don claudio si un día naturalmente que esperamos que esté muy lejos todavía y usted es llamado a la otra vida, ¿que mensaje le gustaría dejar para los españoles? ¿Que consejo nacido de su sabiduría, de su conocimiento de la historia española y de la manera de ser del español de hoy?
—Entendeos, una opinión contraria no es una enemistad ni un crimen, hay que convencer al adversario y al propio y hay que saber ceder. En una zarzuela española muy vieja, muy vieja, alguien decía, gobernar es estar en su sitio, ya lo dijo Solbon, cuando uno dice una verdad de estas, cómo es de verdad gobernar, es transigir, guardarle la luz... la guez al adversario, echarle de lleno, e intentar acabar con él produce reacciones contrarias, por eso yo sé que no olvidarán porque creo que los hombres se entienden hablando, escribiendo, conversando, nadie quiere la verdad en sus manos, quieren siempre una parte de la verdad, esa parte de la verdad es la que hay que poner en contacto con la parte de la verdad de los otros españoles, España necesita de todos sus hijos y desde el otro barrio no podría hacer nada, pero si alguna vez puedo hacer algo será decir a los españoles libertad y paz.

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