CUANDO leí el Estatuto de Cataluña aprobado por el Parlamento catalán y tomado en consideración por las Cortes me chocó encontrar, en su Preámbulo, a estas alturas de la historia, la fecha de 1714.
Pensé que la habían incluido porque también se citaría en el Estatuto de 1979 y en el de 1932.
Para comprobarlo bajé de la red el texto de 1979, el de 1932 y el del Estatuto de Nuria, de 1931, que pulido y modificado fue aprobado por las Cortes de la República y dio lugar al aprobado en 1932.
Pues bien, en ninguno de ellos aparece referencia alguna a 1714. ¿Por qué ahora se menciona la fecha y no se hizo en los anteriores estatutos que estaban más cerca en el tiempo?.
Como es bien sabido, cuando en noviembre de 1700 muere el rey Carlos II, deja como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. El otro posible heredero hubiese sido el archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo de Austria, pero Carlos II decidió nombrar heredero a Felipe de Anjou.
Lo que no es tan conocido quizá por los ciudadanos españoles de hoy en día es por qué Felipe V tiene que tomar la ciudad de Barcelona en 1714 y las circunstancias que rodearon esta cruenta acción militar.
Lo primero que hizo Felipe V al llegar a España en 1701 fue viajar a Barcelona, donde estuvo seis meses y donde presidió la apertura de las Cortes de Cataluña (en octubre de ese año), juró las constituciones de Cataluña y recibió el homenaje de los tres estamentos.
El 8 de junio de 1701 los ingleses, los holandeses y el Imperio declararon la guerra a España. El Imperio quería situar en la Corona española al archiduque Carlos. Ingleses y holandeses temían que en un futuro Francia y España pudiesen reunirse bajo una misma corona, y además estaba el tan ansiado por los ingleses comercio con las Indias.
Luis XIV, para apoyar a su nieto, declara la guerra a los aliados en julio de 1701. La guerra de Sucesión española fue una contienda cruenta, larga, y durante los primeros años se desarrolló fuera de la península.
No es cierto que los únicos partidarios del archiduque se encontrasen en Cataluña y Valencia. Parte de la alta nobleza se decantó por el archiduque por el temor de que Felipe de Anjou les recortase sus privilegios, y en Valencia y Cataluña había partidarios de Felipe de Anjou, pues ya hemos visto cómo Cataluña jura fidelidad a Felipe V en 1701.
La Armada inglesa tomó la ciudad de Barcelona en 1705, momento en que los catalanes partidarios de Felipe V abandonan la ciudad. El archiduque Carlos instala allí su corte.
Francia e Inglaterra empezaron a negociar secretamente la paz en 1709. En 1711 se muere el emperador José, hermano del archiduque Carlos, quien abandona Barcelona, marcha a Viena y se convierte en emperador de Austria. Su esposa la archiduquesa le siguió a Viena en 1713; dejaron, por así decir, abandonados a los catalanes.
A partir de este momento, si Inglaterra no quería ver unidas a Francia y España, tampoco quiere ver unidas a Austria y España. Las negociaciones de paz concluyeron en 1713, en Utrecht, donde todos los países beligerantes (ingleses, holandeses, portugueses, la casa de Saboya, franceses y españoles), excepto Austria, firman tratados de paz y, lo que es más importante, de comercio.
Los tratados de Utrecht son acatados por Austria en 1714, en Rastadt. En ellos no aparece ninguna mención a Cataluña, que se considera un tema de política interior española. Los aliados deciden en 1714 evacuar sus tropas de Cataluña, pues, aunque se había firmado la tan ansiada paz, Barcelona no aceptó los acuerdos y siguió empeñada en tener al archiduque como Rey, cuando ya el emperador Carlos VI no quería tener ningún derecho sobre Cataluña.
¿Qué otra posibilidad le quedaba a Felipe V cuando Cataluña le reta? Las tropas del soberano con el refuerzo de unidades francesas sitian Barcelona al mando del duque de Popoli y del mariscal de Berwick, quien en más de una ocasión pide a la población que se rinda para evitar pérdidas inútiles de vidas.
Los sitiados no dejan negociar al mariscal Villarroel, que era quien tenía a su mando la defensa de Barcelona y que se quería rendir. El final de la historia es bien conocido: no hay más que entrar en la página web de la Generalitat, ya que es el hecho histórico al que dedica más espacio.
Lo que no se dice en la página web de la Generalitat es que hubo muchas más víctimas entre los sitiadores que entre los sitiados, que el duque de Berwick pidió en más de una ocasión la rendición para evitar derramamiento de sangre, y que ordenó que no se saquease la ciudad ni se tocase las propiedades de sus habitantes.
Tampoco se comenta que durante el reinado de Felipe V se realizaron grandes obras de infraestructuras en el puerto de Barcelona y que se creó en Barcelona la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación, la única que existía en España para la formación de ingenieros, ideada a imagen de la Real Academia de Bruselas.
Es interesante recordar ahora lo que la burguesía catalana pidió al archiduque cuando éste tenía su corte instalada en Barcelona. Pidieron entre otras minucias de interesante lectura, ni más ni menos que el puerto de Santander, el puerto de La Coruña y Gibraltar. Querían controlar el comercio con Indias y que este se realizase desde la capital coruñesa con exclusión de los sevillanos.
En fin, no parece que todas estas peticiones tuviesen nada que ver con sus privilegios históricos, por lo que es lógico pensar que la inversión que realizaron en el archiduque no fue para que este defendiese sus derechos históricos, que ya se los había garantizado Felipe V en 1701, sino para adquirir derechos de propiedad sobre los derechos históricos de otros. (Reyes Fernández Durán, Universidad Complutense)
Pues bien, en ninguno de ellos aparece referencia alguna a 1714. ¿Por qué ahora se menciona la fecha y no se hizo en los anteriores estatutos que estaban más cerca en el tiempo?.
Como es bien sabido, cuando en noviembre de 1700 muere el rey Carlos II, deja como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. El otro posible heredero hubiese sido el archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo de Austria, pero Carlos II decidió nombrar heredero a Felipe de Anjou.
Lo que no es tan conocido quizá por los ciudadanos españoles de hoy en día es por qué Felipe V tiene que tomar la ciudad de Barcelona en 1714 y las circunstancias que rodearon esta cruenta acción militar.
Lo primero que hizo Felipe V al llegar a España en 1701 fue viajar a Barcelona, donde estuvo seis meses y donde presidió la apertura de las Cortes de Cataluña (en octubre de ese año), juró las constituciones de Cataluña y recibió el homenaje de los tres estamentos.
El 8 de junio de 1701 los ingleses, los holandeses y el Imperio declararon la guerra a España. El Imperio quería situar en la Corona española al archiduque Carlos. Ingleses y holandeses temían que en un futuro Francia y España pudiesen reunirse bajo una misma corona, y además estaba el tan ansiado por los ingleses comercio con las Indias.
Luis XIV, para apoyar a su nieto, declara la guerra a los aliados en julio de 1701. La guerra de Sucesión española fue una contienda cruenta, larga, y durante los primeros años se desarrolló fuera de la península.
No es cierto que los únicos partidarios del archiduque se encontrasen en Cataluña y Valencia. Parte de la alta nobleza se decantó por el archiduque por el temor de que Felipe de Anjou les recortase sus privilegios, y en Valencia y Cataluña había partidarios de Felipe de Anjou, pues ya hemos visto cómo Cataluña jura fidelidad a Felipe V en 1701.
La Armada inglesa tomó la ciudad de Barcelona en 1705, momento en que los catalanes partidarios de Felipe V abandonan la ciudad. El archiduque Carlos instala allí su corte.
Francia e Inglaterra empezaron a negociar secretamente la paz en 1709. En 1711 se muere el emperador José, hermano del archiduque Carlos, quien abandona Barcelona, marcha a Viena y se convierte en emperador de Austria. Su esposa la archiduquesa le siguió a Viena en 1713; dejaron, por así decir, abandonados a los catalanes.
A partir de este momento, si Inglaterra no quería ver unidas a Francia y España, tampoco quiere ver unidas a Austria y España. Las negociaciones de paz concluyeron en 1713, en Utrecht, donde todos los países beligerantes (ingleses, holandeses, portugueses, la casa de Saboya, franceses y españoles), excepto Austria, firman tratados de paz y, lo que es más importante, de comercio.
Los tratados de Utrecht son acatados por Austria en 1714, en Rastadt. En ellos no aparece ninguna mención a Cataluña, que se considera un tema de política interior española. Los aliados deciden en 1714 evacuar sus tropas de Cataluña, pues, aunque se había firmado la tan ansiada paz, Barcelona no aceptó los acuerdos y siguió empeñada en tener al archiduque como Rey, cuando ya el emperador Carlos VI no quería tener ningún derecho sobre Cataluña.
¿Qué otra posibilidad le quedaba a Felipe V cuando Cataluña le reta? Las tropas del soberano con el refuerzo de unidades francesas sitian Barcelona al mando del duque de Popoli y del mariscal de Berwick, quien en más de una ocasión pide a la población que se rinda para evitar pérdidas inútiles de vidas.
Los sitiados no dejan negociar al mariscal Villarroel, que era quien tenía a su mando la defensa de Barcelona y que se quería rendir. El final de la historia es bien conocido: no hay más que entrar en la página web de la Generalitat, ya que es el hecho histórico al que dedica más espacio.
Lo que no se dice en la página web de la Generalitat es que hubo muchas más víctimas entre los sitiadores que entre los sitiados, que el duque de Berwick pidió en más de una ocasión la rendición para evitar derramamiento de sangre, y que ordenó que no se saquease la ciudad ni se tocase las propiedades de sus habitantes.
Tampoco se comenta que durante el reinado de Felipe V se realizaron grandes obras de infraestructuras en el puerto de Barcelona y que se creó en Barcelona la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación, la única que existía en España para la formación de ingenieros, ideada a imagen de la Real Academia de Bruselas.
Es interesante recordar ahora lo que la burguesía catalana pidió al archiduque cuando éste tenía su corte instalada en Barcelona. Pidieron entre otras minucias de interesante lectura, ni más ni menos que el puerto de Santander, el puerto de La Coruña y Gibraltar. Querían controlar el comercio con Indias y que este se realizase desde la capital coruñesa con exclusión de los sevillanos.
En fin, no parece que todas estas peticiones tuviesen nada que ver con sus privilegios históricos, por lo que es lógico pensar que la inversión que realizaron en el archiduque no fue para que este defendiese sus derechos históricos, que ya se los había garantizado Felipe V en 1701, sino para adquirir derechos de propiedad sobre los derechos históricos de otros. (Reyes Fernández Durán, Universidad Complutense)
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