Lunes, 21 de enero de
2008.- TODAS las instrucciones y consignas a seguir por los socialistas y a
neutralizar por el PP. El texto contiene el núcleo del mensaje de campaña del
PSOE y la idea a transmitir por sus defensores; todo “lo que se separe de
ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la campaña” del PSOE…
y beneficioso para el PP.
'Si utilizas al enemigo
para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas'.
(Sun Tzu: “El arte de la guerra”)
PSOE – Partido Socialista
Obrero Español
ELECCIONES GENERALES 2008
GUÍA DE CAMPAÑA
Enero de 2008
ÍNDICE
I. EL MARCO POLITICO DE
LA CAMPAÑA
1. Las
elecciones del 14 de marzo de 2004
2. La
Legislatura 2004-2008
- El
progreso económico, el empleo y la paz social
- Los
avances sociales
- Las
reformas democráticas y los derechos ciudadanos
- Los
cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas
- La
obstrucción desde la oposición. La radicalización del PP
3. La
situación política en el inicio del período electoral
4. La
situación electoral
II. EL PLANTEAMIENTO
GENERAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL
III. LOS OBJETIVOS
ELECTORALES DEL PSOE
IV. LA CAMPAÑA DEL PSOE
1. ¿Qué se decide el 9 de
marzo?
2. Modelo de campaña: La
mirada positiva
3. Los ejes de nuestro
proyecto: a) El bienestar social y el pleno empleo b) La modernización. c) La
convivencia
4. Los mensajes políticos
5. La idea básica de
campaña.
I. EL MARCO DE LA CAMPAÑA
1. Las elecciones del 14
de marzo de 2004.
El 14 de marzo de 2004,
los españoles decidieron poner fin al período de Gobierno del Partido Popular
y abrir las puertas del cambio con un nuevo Gobierno del Partido Socialista
presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. A lo largo de la Legislatura se
habían acumulado un conjunto de circunstancias que justificaban plenamente
esa decisión de cambio:
- El Gobierno
del PP, interpretando erróneamente la mayoría absoluta que había obtenido en
las elecciones anteriores, entró en una deriva derechista con políticas cada
vez más reaccionarias y cada vez más alejadas de la sensibilidad mayoritaria
de la sociedad española. [Esta orientación ultraderechista del PP se ha
mantenido hasta ahora, puesto que quienes la protagonizaron entonces son los
mismos que siguen dirigiendo ese partido].
- España
entró en una fase de retroceso de los derechos sociales, con decisiones claramente
hostiles para los trabajadores (como el decretazo que pretendía consagrar el
empleo precario como modelo de nuestro sistema laboral y que provocó una
huelga general). Una política antisocial que potenciaba la desigualdad y la
exclusión de los más débiles y que despreciaba los mecanismos de cohesión e
integración social.
- La
soberbia del gobierno del PP le condujo a despreciar sistemáticamente a la
opinión pública, tomando decisiones trascendentales para España a sabiendas
de que la inmensa mayoría de los ciudadanos no estaban de acuerdo con ellas.
La implicación de España en la guerra de Irak fue la más grave, pero no la
única de estas decisiones.
- Ello iba
acompañado de un estilo de gobierno arrogante, autoritario y provocador de
toda clase de conflictos y enfrentamientos con todos los sectores sociales y
con todos los partidos políticos. El PP entró en una situación de aislamiento
político que también se prolonga hasta hoy: ninguna fuerza política está
dispuesta a caminar del brazo del PP, que además tiene por costumbre
maltratar y despreciar a sus aliados.
- El
gobierno del PP hizo de la manipulación y la mentira su primer instrumento
político. Mintieron en los momentos más graves, cuando los ciudadanos más
necesitan poder confiar en sus gobernantes. Las mentiras del Prestige y de la
guerra de Irak desembocaron en el engaño masivo del 11-M. Y convirtieron a la
radio y la televisión pública en una máquina de intoxicación y desinformación
incompatible con la democracia.
- Por
último, la sucesión de Aznar se resolvió de forma oscura y palaciega mediante
la designación a dedo del más oscuro y palaciego de los candidatos: Mariano
Rajoy. Un error que se ha convertido en una de las principales hipotecas del
PP.
Mientras tanto, el
Partido Socialista, renovado y dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero,
mantuvo una línea de oposición firme y a la vez constructiva, defendiendo con
energía los intereses y los valores mayoritarios de los ciudadanos y a la vez
defendiendo el interés de España con acuerdos de apoyo al Gobierno en las
cuestiones de Estado.
Por todo ello, la
voluntad de cambio fue creciendo hasta hacerse mayoritaria. Pero además, el
11 de marzo se produjo un atentado terrorista que mató a 191 personas; y los
dirigentes del PP decidieron esa misma mañana utilizar el atentado para
apuntalar su victoria electoral, engañando al país sobre la naturaleza y la
autoría del crimen. Los ciudadanos detectaron el engaño y obraron en
consecuencia.
Los dirigentes del PP
fueron incapaces de digerir la derrota electoral. Primero, porque la derecha
española siempre ha tenido dificultades para aceptar la pérdida del poder;
segundo, porque en esta ocasión el voto de los ciudadanos incorporaba también
un reproche moral a quienes se habían comportado de forma desleal con la
verdad y con los propios ciudadanos, y también una exigencia de rectificación
que ni se produjo entonces ni se ha producido después; y tercero, porque sólo
estaban preparados para ganar. A Rajoy le habían prometido un camino fácil
hasta la Moncloa y se encontró ante el difícil camino de la oposición. No fue
capaz de ganar y no supo perder.
La frustración política y
personal de los dirigentes del PP tras una derrota que no esperaban ha
marcado por completo su actuación durante la Legislatura. Lejos de
reflexionar sobre las causas de la derrota, admitir sus errores y plantear
una estrategia positiva para recuperar la confianza de los ciudadanos desde
una oposición sensata, han convertido la revancha en una obsesión que les ha
condicionado. Los dirigentes del PP han pasado estos cuatro años mirando
hacia atrás con ira, y con esa misma actitud afrontan esta campaña electoral.
2. La Legislatura
2004-2008
En estos cuatro años se
ha cubierto la primera etapa del cambio que los ciudadanos impulsaron con su
voto hace cuatro años. Ha sido una Legislatura intensa, que puede resumirse
en cinco rasgos:
a) El
progreso económico, el empleo y la paz social.
Ésta ha
sido la Legislatura del progreso económico, del empleo y de la paz social.
Entre 1993
y 1995, bajo la dirección de Pedro Solbes, la economía española superó su
última crisis y entró en un período prolongado de crecimiento sostenido.
A partir de
2004, nuevamente con Solbes al frente de la economía, la tendencia positiva
se ha intensificado. Durante cuatro años, la economía española ha avanzado
más y a más velocidad que las de todos los demás países desarrollados. Eso
nos ha permitido reducir drásticamente las diferencias que nos separaban de
las economías más avanzadas de Europa. España es ya la octava potencia
económica del mundo, con una renta per cápita que acaba de superar a la de
Italia y se aproxima a la de Francia.
El
crecimiento de la riqueza económica de España ha ido acompañado de otros
factores que dan solidez y seguridad al progreso de España:
a) La
inversión en investigación, desarrollo tecnológico e investigación, que nos
está permitiendo eludir el peligro –muy real en 2004- de quedarnos
definitivamente descolgados del grupo de cabeza en ese terreno decisivo para
el futuro.
b) El gran
esfuerzo realizado en el desarrollo de las infraestructuras.
c) El
ahorro derivado de una prudente gestión de las cuentas públicas que ha hecho
posible finalizar los cuatro años con superávit.
En estos cuatro años,
España ha aumentado su riqueza. Ha repartido esa riqueza de modo más justo. Y
ha ahorrado.
El resultado de todo ello
es que España ha dado un salto cualitativo en su estructura económica. Antes
éramos una economía débil, que acusaba enormemente los cambios de tendencia
en la coyuntura. Hoy España tiene una economía fuerte, con bases sólidas, que
le permite pasar por coyunturas favorables y desfavorables sin que ello
impida mantener un buen ritmo de crecimiento y, sobre todo, sin que el
bienestar de los ciudadanos se vea deteriorado.
Por ello son tan inadecuados
e irresponsables los presagios atemorizadores que difunde el PP: porque
siguen interesados en la visión de la economía española como una economía
débil y enferma, incapaz de resistir la menor dificultad. En esto como en
todo, el PP sigue mirando a España con los ojos del pasado.
Pero la gran
transformación de estos cuatro años, la más trascendental y la que más
contribuye a asegurar el futuro, ha sido EL EMPLEO.
La sociedad española ha
vivido durante décadas marcada y condicionada –objetiva y subjetivamente- por
el problema crónico del paro. El paro se había convertido en un rasgo
estructural de la economía española. La lucha contra el paro condicionaba las
políticas económicas y sociales, impidiendo plantear objetivos más
ambiciosos. Y el paro condicionaba también la vida de las familias, ya que en
casi todas había personas sin trabajo a las que tenía que sostener el resto
de la familia.
A ello se añadió un
rapidísimo proceso de precarización del empleo, con la generalización de
prácticas de contratación temporal que situaban a los trabajadores
–especialmente a los jóvenes- en condiciones de extrema inseguridad. Un
modelo laboral claramente amparado e impulsado por el Gobierno del PP durante
ocho años.
Paro y empleo precario.
Esa fue la herencia del PP en el terreno laboral.
En los cuatro años de
gobierno socialista, esa situación ha cambiado radicalmente.
Tres millones de nuevos
puestos de trabajo en cuatro años. Que sumados a los dos millones que se
pueden crear de aquí a 2012, supondrán cinco millones de puestos de trabajo
en ocho años. Hoy, en el 90% de las familias españolas todos sus miembros en
edad de trabajar tienen un empleo.
Una auténtica revolución
que transforma la realidad de España: De ser un país abrumado por el problema
del paro, hemos pasado a ser un país en el que el Pleno Empleo no es una
utopía, sino un objetivo realista para los próximos años. La sociedad
española ha derrotado al paro y se dispone a conquistar el pleno empleo.
Y además, hemos
conseguido cambiar la precariedad por la estabilidad laboral. El Gobierno
socialista firmó un acuerdo trascendental con los sindicatos y los
empresarios: y desde entonces, más de un millón y medio de trabajadores han
visto transformados sus puestos de trabajo precarios en empleos estables; y
los contratos indefinidos han aumentado un 40%.
El empleo es la base más
sólida del bienestar social y del bienestar de las familias. El empleo es el
mejor seguro para el futuro. Y el empleo es el gran éxito de la sociedad
española. Hemos creado empleo y vamos a seguir creando empleo. Por eso
podemos mirar el futuro con confianza y sin miedo.
Además, el progreso
económico y la creación de empleo se han producido dentro de un clima inédito
de Paz Social. Hemos vivido la Legislatura con menos huelgas de toda la democracia.
Ello ha sido posible gracias al diálogo social. Un clima de diálogo y de
colaboración permanente entre Gobierno, empresarios y sindicatos que ha
permitido firmar más de veinte acuerdos sociales y garantizar a la vez los
buenos resultados de las empresas, los derechos de los trabajadores y la
disminución de los conflictos.
b) Los
avances sociales.
En esta
legislatura España ha recuperado una política social que había entrado en
retroceso durante los ochos años de gobierno del PP.
El Gobierno
de Zapatero ha demostrado que la política económica y la política social son
complementarias y se necesitan mutuamente: no hay progreso económico
sostenible sin equilibrio social y no es posible una política social sin una
buena base económica.
El Gobierno
de Zapatero ha decidido dedicar los frutos del progreso económico a mejorar
las condiciones de vida de la mayoría, reducir las desigualdades, ampliar los
derechos sociales y ayudar a los más débiles. Y ha decidido también que la
política social sea un factor más de dinamismo e impulso de la economía.
Con
Zapatero, el gasto social ha supuesto más de la mitad de todo el gasto del
Estado.
Con
Zapatero, las pensiones han subido todos los años claramente por encima del
coste de la vida, y la Seguridad Social ha acumulado fondos que garantizan
las pensiones del futuro.
Con
Zapatero, el salario mínimo ha subido en cuatro años el doble que en los ocho
anteriores.
Con
Zapatero, hay 250.000 becas más.
Con
Zapatero, las familias han recibido ayudas importantes y efectivas: para
cuidar a los mayores o a los discapacitados, para tener hijos, para que los
jóvenes puedan alquilar una vivienda, para garantizar la asistencia sanitaria
para todos.
Con
Zapatero, se han aprobado leyes que mejoran la vida de millones de personas y
ponen a España en la vanguardia de los derechos sociales, como la Ley de
Dependencia y la Ley de Igualdad.
España es hoy un país
económicamente fuerte y socialmente avanzado. Con sus presagios
catastrofistas, lo que intenta el PP es justificar una nueva política de
recortes sociales y de decretazos como la que practicaron cuando estuvieron
en el Gobierno. Han anunciado un ajuste brutal –para los trabajadores- y han
buscado al ejecutor de ese ajuste brutal: Pizarro, un empresario acostumbrado
a mezclar política y negocios a quien nadie puede imaginar impulsando una
política social.
La radicalización
política del PP, visible en la marginación de Gallardón y de todos los
dirigentes moderados, se complementa con la radicalización económica y
antisocial visible en el fichaje de Pizarro, el empresario favorito de Aznar.
Zapatero y Solbes
representan confianza en el futuro, crecimiento económico y política social.
Rajoy y Pizarro anuncian pesimismo, ajustes brutales y recortes sociales.
c) Las reformas
democráticas y los derechos ciudadanos.
El Gobierno de Zapatero
ha impulsado reformas políticas que mejoran la convivencia y la calidad de
nuestra democracia:
1. Se ha
actualizado el funcionamiento del Estado de las Autonomías con la reforma de
los Estatutos de aquellas Comunidades que han querido dar ese paso.
El Partido
Socialista ha participado en todos los consensos que han permitido sacar
adelante los nuevos Estatutos, tanto en los Parlamentos autonómicos como en
el Parlamento español.
Mientras
tanto, el PP ha convertido este tema en un pretexto para augurar nuevas
catástrofes –España se rompe-, para atizar los rencores, los agravios y la
división entre unas y otras Comunidades y para recuperar la nostalgia del
centralismo. Ha apoyado unos Estatutos y ha rechazado otros con idéntico
contenido por puro oportunismo; y diciendo defender unidad de España, en
realidad se ha convertido en el principal factor de desunión entre los
territorios y entre los ciudadanos españoles.
2.- La
radio y la televisión públicas han sido devueltas a la democracia. Se ha
puesto fin al bochornoso espectáculo de unos medios públicos de comunicación
utilizados como instrumentos de intoxicación de la opinión pública; una
situación impropia de las democracias europeas que se ha acabado para siempre
con el nuevo marco legal de RTVE.
3. La
igualdad entre hombres y mujeres ha sido una de las señas de identidad del
Gobierno de Zapatero y un rasgo definidor de la Legislatura. Desde la
formación del primer gobierno paritario hasta la histórica Ley de Igualdad,
pasando por el hecho de que más de la mitad de los tres millones de puestos
de trabajo que se han creado han sido ocupados por mujeres, la causa de la
igualdad ha tenido en estos años un impulso decisivo, aunque aún no
definitivo.
4. Lo mismo
ha ocurrido en el terreno de los derechos civiles, aquellos que permiten a
cada persona ser dueña de su propia vida y gobernarla de acuerdo a sus ideas
y a sus propios criterios éticos y morales sin que nadie pueda imponer a
nadie creencias, doctrinas o modelos de vida. La libertad de los individuos
es más amplia y más real con las leyes que ha impulsado el Gobierno de
Zapatero. Para nosotros no hay, como para Rajoy, españoles decentes e
indecentes: sólo ciudadanos libres dueños de sus vidas y de sus derechos.
d) Los
cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas Durante esta
Legislatura, España ha entrado de lleno en el siglo XXI. El progreso y la
modernización de nuestro país producen cambios profundos en la realidad
social: la sociedad española de 2008 es sustancialmente distinta en muchos
aspectos a la de hace sólo diez años. La aceleración de los cambios es el
signo que distingue a este momento de tránsito entre dos eras.
Una nueva
sociedad que tiene ante sí nuevas oportunidades de desarrollo y que afronta
también nuevos problemas y desafíos: las oportunidades y los desafíos que se
derivan del cambio climático, de la revolución tecnológica y la sociedad de
la información, de la investigación biomédica, de la globalización de la
economía, de la inmigración masiva, de las nuevas corrientes demográficas, de
nueva dimensión de la seguridad, ,de la transformación de las ciudades, del
nuevo orden internacional y la emergencia de nuevas potencias, etc.
Lo primero
que se necesita son gobernantes sensibles ante estos problemas, que los
conozcan y los reconozcan y estén dispuestos a salir a su encuentro sin
temor.
Esta
legislatura ha demostrado que Gobierno y oposición, Zapatero y Rajoy, tienen
dos ópticas totalmente distintas: uno volcado hacia los nuevos problemas de
la sociedad y dispuesto a afrontarlos desde la confianza y el optimismo. El
otro, empeñado en reproducir los viejos debates de la vieja España, de
espaldas a fenómenos como el cambio climático y transmitiendo un mensaje
pesimista y temeroso ante el futuro. Un gobernante actual frente a un
político obsoleto.
e) La obstrucción
política desde la oposición. La radicalización del PP.
El rasgo más negativo de
la Legislatura ha sido el comportamiento del PP en la oposición.
En España, los períodos
de crispación política siempre coinciden con el Partido Popular en la
oposición. En esta Legislatura, el PP no ha hecho una oposición dura, sino
una oposición iracunda y deliberadamente crispadora.
- Nunca han pretendido
señalar y corregir los posibles errores del Gobierno: su única intención ha
sido obstaculizar, impedir la labor de gobierno. Ha sido una oposición
obstruccionista.
- Desde el primer día han
cerrado los cauces de diálogo sobre cualquier problema y han negado su
colaboración en las cuestiones de Estado.
- Han hecho todo lo
posible por crear un clima de emergencia y de tensión en la ciudadanía.
- Han pregonado toda
clase de desastres y catástrofes, ninguna de las cuales se ha cumplido. Ahora
pregonan una catástrofe económica para atemorizar a los ciudadanos, que
tampoco se cumplirá.
- Han convertido en campo
de batalla precisamente aquellos ámbitos de la vida pública que deberían ser
respetados como espacios de consenso y de unidad: la lucha contra el
terrorismo, la organización territorial del Estado, el respeto a los poderes
y a las instituciones de la democracia.
- Han cuestionado la
labor de las fuerzas de seguridad, de los jueces y fiscales, de los servicios
de información.
- Han enviado al
expresidente del Gobierno a atacar y denigrar al Gobierno de su país en el
extranjero.
- Han bloqueado el
funcionamiento de órganos esenciales de la democracia En cuatro años ha sido
imposible escuchar una idea o una propuesta del señor Rajoy sobre los
problemas de los ciudadanos y de las familias, de los trabajadores y de las
empresas, de los hombres y de las mujeres, de los jóvenes y de los mayores.
Tras su fracaso en 2004,
Rajoy ha provocado una auténtica involución política del Partido Popular
hacia posiciones cada vez más radicalizadas y cada vez más próximas a la
extrema derecha. Ha hecho y dicho cosas que no podrían ser suscritas por
ningún gobernante conservador europeo. Ha abandonado por completo el espacio
de la moderación, el llamado espacio del centro.
La culminación de este
proceso ha sido la purga de dirigentes moderados, todo los cuales han
desaparecido de las candidaturas del PP para estas elecciones. Un anticipo de
lo que podría ser un gobierno dirigido por Rajoy, Acebes y Zaplana.
La radicalización del PP
es un problema político para España. La sociedad española necesita un partido
conservador, moderno y moderado. Eso es imposible con los actuales dirigentes
del PP.
3. La situación política
en el inicio del período electoral.
En las elecciones
municipales y autonómicas de 2007, el Partido Socialista aumentó
sustancialmente su espacio de poder territorial. Logramos más alcaldías y más
gobiernos autonómicos y avanzamos muy especialmente en las alcaldías de las
grandes ciudades y capitales de provincia. Hoy la mayoría de la población española
tiene alcaldes o Presidentes autonómicos del Partido Socialista.
El Partido Popular
intentó presentar el resultado global de las elecciones municipales, que le
dio una pequeña ventaja en número de votos, como una convalidación por parte
del electorado de su descabellada política de obstrucción al Gobierno de
España. Esa interpretación les indujo a exagerar aún más los elementos de
confrontación y de crispación en su discurso político, alcanzando el punto
culminante en la apocalíptica intervención de Rajoy en el debate del estado
de la Nación de julio de 2007.
El resultado político de
ese debate no sólo puso de manifiesto lo erróneo del análisis de los
dirigentes del PP, sino que evidenció también que el discurso basado en la
exacerbación de las tensiones territoriales y en la utilización política del
terrorismo contra el Gobierno estaba agotado y no daba más de sí.
Una estrategia destinada
a durar hasta el día de las elecciones se mostraba agotada y sin fuelle con
diez meses de antelación.
El PP ha intentado desde
ese momento articular un discurso político ex novo, lo que resulta
especialmente complicado teniendo en cuenta que durante toda la Legislatura
han mantenido un clamoroso silencio sobre todos los problemas reales de la
sociedad española. La economía, las políticas sociales, la vivienda, la
sanidad, la educación, el medio ambiente, etc. han estado totalmente ausentes
del discurso político de Rajoy durante cuatro años. Ninguno de esos problemas
de los ciudadanos ha merecido su atención, ocupada únicamente en quebrar la
legitimidad del Gobierno a través de la confrontación en las cuestiones de
Estado.
Por esa razón, los datos
que muestran un aumento de los precios y de las hipotecas durante los últimos
meses de 2007 y los primeros de 2008 han sido recibidos con alborozo por los
dirigentes del PP, que inmediatamente se han lanzado a proclamar a los cuatro
vientos una inminente recesión económica tratando de crear un clima de temor
en los ciudadanos y en los inversores y empujando todo lo posible para ayudar
a que realmente se produzca la crisis que pregonan.
Es una más de las
múltiples catástrofes que el PP ha anunciado y deseado durante la
Legislatura. Lo cierto es que la economía española no va a entrar en crisis.
De la misma forma y por la misma razón por la que España no se ha roto, la
familia no se ha disuelto, los terroristas no han derrotado ni derrotarán
nunca al Estado democrático, los servicios públicos no se han detenido y las
empresas no se han arruinado: porque España es un país fuerte con una
sociedad sana, no el país débil ni la sociedad enferma que presentan los
dirigentes de la derecha para recuperar el poder por la vía de atemorizar a
los ciudadanos.
Los dirigentes del PP son
los únicos españoles que creen que cualquier tiempo pasado fue mejor. El
resto de la sociedad española sabe muy bien que España es el país europeo que
más ha avanzado, que en el inicio del siglo XXI este país ha alcanzado
niveles de bienestar y de libertad de los que nunca antes había disfrutado; y
que eso nos hace fuertes y nos permite contemplar el futuro -incluidas las
dificultades- con confianza y seguridad en nosotros mismos.
Por eso mismo, es
necesario rechazar los discursos pesimistas que sólo pretenden que los
españoles acepten pasivamente un retroceso en sus derechos y en su progreso.
En las semanas previas a
las elecciones, el PP pretende mantener un equilibrio imposible: combinar el
diagnóstico negro de la realidad de España y los augurios catastrofistas con
supuestas propuestas que, en todo caso, serían incompatibles con un país
sumido en la crisis como el que ellos presentan.
La contradicción es
insalvable. Nosotros sí podemos plantear un proyecto ambicioso de futuro
porque creemos que España está fuerte y cohesionada, que su progreso es
sólido y que la sociedad española ha conseguido tener éxito en los últimos
años. Pero Rajoy pretende convencer a los españoles de que viven peor que
nunca, que lo que el mundo entero ve como un éxito es en realidad un fracaso,
que los tres millones de empleos y el crecimiento económico sostenido son en
realidad los síntomas de una crisis. Y precisamente por eso está invalidado
para representar con credibilidad un proyecto positivo para los próximos
años. Los cenizos nunca han hecho avanzar a un país.
4. La situación electoral
En las elecciones generales de 2004 participaron 26 millones de ciudadanos
sobre un censo electoral de 34,5 millones. La participación alcanzó el 76%.
El PSOE obtuvo 11
millones de votos (42,6%) y 164 escaños. El PP obtuvo 9,7 millones de votos
(37,7%) y 148 escaños.
En conjunto, puede
calcularse que la izquierda sumó aproximadamente un 50% de los votos; la
derecha sumó alrededor de un 40%; y los distintos partidos nacionalistas y/o
regionalistas sumaron en torno a un 10%.
Las encuestas que se han
ido realizando a lo largo de la Legislatura han mostrado una situación de
estabilidad básica del mapa electoral resultante de las elecciones de 2004,
tanto en lo que se refiere al peso relativo de los tres grandes bloques
ideológicos (izquierda, derecha y nacionalistas) como a la intención de voto
para cada uno de los principales partidos. Esa situación se mantiene también
en las encuestas realizadas durante el período preelectoral.
Sin embargo, la
experiencia demuestra que durante las últimas semanas inmediatamente
anteriores a las elecciones (es decir, en el período que transcurre desde la
convocatoria de las elecciones hasta su celebración) la situación puede
cambiar de forma sustancial.
En 2004, las primeras
encuestas realizadas tras la convocatoria situaban al PP en primera posición.
La tendencia se fue invirtiendo a lo largo de la campaña y una semana antes
de las elecciones el PSOE había ya alcanzado al PP y mostraba una línea
claramente ascendente. El resultado final intensificó la tendencia de la
última fase de la campaña.
Los cambios durante la
campaña no se producen fundamentalmente por la transferencia de votos entre
los partidos, sino por la decisión que tomen aquellos ciudadanos que no
siempre participan en las elecciones; es decir, aquellos que oscilan entre
votar o abstenerse. Podemos calcular que hasta siete millones de ciudadanos
están en esa situación. El comportamiento de estos electores es el más
difícil de prever por las encuestas preelectorales, y de ahí que
frecuentemente se produzcan resultados distintos de los esperados.
El Partido Socialista
tiene un espacio electoral potencial muy amplio: el 50% de los españoles se
declara próximo al PSOE. En las elecciones de 2004 obtuvo el 32% de votos
sobre el total del censo. Como contrapartida, su espacio electoral muestra
mayor tendencia a la dispersión del voto y a la abstención.
El PP tiene un espacio
electoral más reducido y una amplia zona de rechazo social: sólo el 30% de
los españoles se declara próximo al PP (obtuvo el 28% de votos sobre el
censo) mientras un 60% se declara distante. Pero en ese espacio electoral hay
mayor concentración del voto y más tendencia a la participación.
Desde el punto de vista
de las valoraciones:
- El 42% de los
ciudadanos considera que la actuación del Gobierno ha sido buena. El 23%
considera que no ha sido ni buena ni mala. Y el 32% la considera mala.
- El 28% considera que la
actuación del PP en estos cuatro años ha sido buena. Para el 18%, no ha sido
ni buena ni mala. Y el 50% considera que ha sido mala.
- El 42% de los
ciudadanos prefiere para los próximos años un gobierno del PSOE, frente al
27% que prefieren un gobierno del PP.
- El 56% aprueba la
actuación de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno,
frente al 37% que la desaprueba.
- El 35% aprueba la
actuación de Mariano Rajoy como líder de la oposición, frente al 57% que la
desaprueba.
- El 52% prefiere a
Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 28% que prefiere a Rajoy.
Desde el punto de vista
ideológico, la mayoría de los ciudadanos se sitúa entre el centro y el
centro-izquierda. El PSOE es visto como un partido situado en la izquierda
moderada y el PP como un partido fuertemente escorado a la derecha.
El análisis de los datos
indica que el PP está muy cerca de su límite o techo electoral, mientras el
PSOE, partiendo de la situación actual, tiene aún un amplio margen para
mejorar, si bien podría verse más afectado por la dispersión o por la
desmovilización del voto.
Como veremos a
continuación, esta situación tiene un efecto directo sobre el planteamiento
estratégico de la campaña.
II. EL PLANTEAMIENTO
GENERAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL
El desarrollo de la
campaña electoral será una prolongación del tono y de las estrategias que se
han manifestado durante la Legislatura.
El PP basa todas sus
esperanzas de victoria en dos circunstancias negativas:
a) Que muchos ciudadanos
no acudan a votar, que haya una alta abstención;
b) Que se confirmen sus
augurios de crisis económica. O al menos, que se extienda entre la población
el miedo a la crisis, aunque no responda a la situación real.
Por eso toda su
estrategia de campaña estará orientada a logra estos dos efectos: Por un
lado, favorecer la abstención. Por otro, sembrar el miedo económico y
favorecer todo aquello que pueda propiciar un empeoramiento de la situación.
Por lo demás, mantendrán
buena parte del discurso crispado y crispador y el tono negativo que han
tenido durante la Legislatura, si bien tratarán de ocultar a algunos de los
dirigentes más poderosos y más ligados al extremismo (Acebes, Zaplana) para
que recuperen el protagonismo tras las elecciones.
Utilizarán el terrorismo
como instrumento electoral, como han hecho durante toda la Legislatura. Y con
un discurso pretendidamente patriótico, estimularán todos los sentimientos de
encono y malestar entre los distintos territorios.
Huirán muy especialmente
de todos los temas relativos a políticas sociales y a derechos de los
ciudadanos.
El Partido Socialista
tiene que hacer una campaña basada en dos pilares: la gestión realizada por
el Gobierno durante esta legislatura y el proyecto para los próximos cuatro
años.
Los ciudadanos no votan
por agradecimiento, sino por expectativas. No se vota al pasado, sino al
futuro. Y precisamente por eso, no nos darán su voto por lo que hemos hecho
sino por lo que esperan que hagamos a partir de ahora.
Pero lo que hemos hecho
es la base que da solidez y credibilidad a nuestro proyecto para el futuro.
Podemos garantizar que seguiremos impulsando el crecimiento económico y el
bienestar porque en estos años hemos crecido más que ninguna otra economía
europea. Podemos anunciar que queremos y podemos llegar al pleno empleo
porque se han creado tres millones de puestos de trabajo. Podemos comprometer
nuevas políticas sociales, más aumentos del salario mínimo y de las
pensiones, más esfuerzo en educación y en investigación, porque es lo que
hemos hecho durante los cuatro años de la legislatura. Podemos garantizar
nuestro compromiso con los derechos individuales y con la causa de la
igualdad porque ha sido una seña de identidad de nuestro Gobierno.
Por otra parte, gestión
realizada y proyecto de futuro forman un todo coherente. El cambio que se
inició en 2004 ha cubierto su primera etapa. Ahora hay que completar el
proyecto con nuevos objetivos, aún más ambiciosos. Ahora no es el momento de
interrumpir un proyecto en marcha y mucho menos de retroceder hacia el
pasado.
Nosotros no vamos a meter
miedo a nadie. No vamos a amenazar a los ciudadanos con desgracias y
catástrofes que sabemos que no se van a producir.
Nosotros vamos a
dirigirnos a los ciudadanos con serenidad y tratándoles como adultos, sin
agitar fantasmas imaginarios y sin engaños. Vamos a explicar lo que hemos
hecho y lo que queremos hacer. Vamos a pedirles que no se dejen entristecer
por los agoreros, que exijan su derecho a celebrar el progreso de España. Y
vamos a darles lo que se pide en unas elecciones: motivos para creer y
motivos para votar. Ese será el tono y el contenido de nuestra campaña.
III. LOS OBJETIVOS
ELECTORALES DEL PSOE
El objetivo del PSOE es
ganar las elecciones: es decir, obtener un resultado que permita a José Luis
Rodríguez Zapatero formar gobierno y desarrollar la segunda etapa del cambio
que se inició en 2004.
La condición mínima para
que eso sea posible la ha señalado el propio Zapatero: es necesario que el
Partido Socialista sea el partido más votado por los españoles el 9 de marzo.
A partir de ahí, vamos a
pedir a los españoles una mayoría lo más amplia posible para gobernar con más
fuerza.
Y ello por dos razones
fundamentales:
a) Porque los objetivos
de progreso que queremos alcanzar en los próximos años son muy ambiciosos y
exigen fortaleza política y un gran apoyo social;
b) Porque estamos
dispuestos a cambiar el clima y el tono de la vida política, a poner fin a la
crispación y a impedir nuevas estrategias de obstrucción como las que hemos
visto durante esta legislatura. Y queremos que los ciudadanos nos ayuden a
conseguirlo.
Para conseguir nuestro
objetivo electoral, hay dos elementos claves:
a) Que los ciudadanos
acudan a votar. Que la participación sea muy alta.
En España hay
aproximadamente siete millones de ciudadanas y ciudadanos que no votan en
todas las elecciones; a veces votan y a veces se abstienen. Y cuando deciden
participar, votan mayoritariamente al Partido Socialista.
Nosotros lo sabemos y el
PP también lo sabe. Por eso la clave de nuestra estrategia electoral es la
movilización y la clave de la estrategia electoral del PP es la
desmovilización. Nosotros estimulamos la participación y ellos fomentan la
abstención. Esa es la cuestión central de estas elecciones: de su resultado
depende en gran medida el resultado de las elecciones y el futuro de España.
El primer objetivo de la
campaña electoral del PSOE, su eje principal, es la movilización. Por eso es
tan importante la proximidad a los ciudadanos, la presencia permanente de
nuestros candidatos y de los miembros del partido en todos los ámbitos y
sectores de la sociedad, el trabajo a pie de calle. La movilización se
produce sobre todo en los entornos inmediatos, en el ámbito de la vida
cotidiana. Una campaña movilizadora es una campaña de la máxima intensidad y
de la máxima proximidad a los ciudadanos.
b) Conseguir el apoyo de
todos los ciudadanos que desean que España siga progresando y no retroceda
hacia el pasado. Que quieren un Gobierno actual, sensible a los problemas de
la sociedad en el siglo XXI. Que quieren gobernantes comprometidos con la
igualdad, con los derechos sociales y con la convivencia. Que no les gusta
que les metan miedo, la crispación ni el pesimismo interesado. Que no admiten
que nadie les diga cómo tienen que vivir ni pretenda enfrentarles a otros
españoles por el territorio en el que vivan o la lengua en la que se
expresen.
Los españoles que
pensamos y sentimos de esta manera somos más, somos muchos más. Por eso
tenemos que ser también más en las urnas.
Vamos a pedir muy
especialmente que acudan a votar a los casi dos millones de jóvenes que
pueden hacerlo por primera vez. Que voten a quien deseen, pero que
participen, que no se queden sin votar. Porque con el primer voto no sólo se
elige a un gobierno: se establece un compromiso vital con la democracia. Y
porque hay algunos que están muy interesados en que ellos, precisamente los
más jóvenes, no acudan a votar el 9 de marzo. El PP no quiere el voto de los
jóvenes, que siempre es exigente: le basta con su abstención.
IV. LA CAMPAÑA DEL PSOE
1. ¿Qué se decide el 9 de
marzo?
Lo primero que tenemos
que explicar en nuestra campaña es el contenido de la decisión que los
españoles tenemos que tomar el 9 de marzo. Y lo que se decide está muy claro:
O gobierna Zapatero, o vuelven a gobernar Rajoy, Acebes y Zaplana. Ese es el
contenido central de la decisión de voto, en esa cuestión hay que centrar la
atención.
Cualquier otro aspecto es
secundario ante la decisión principal: O Zapatero o Rajoy.
Para saber lo que implica
esta decisión, es necesario explicar lo que cada uno de ellos representa:
- Zapatero sigue
representando el cambio. Pese a llevar ya cuatro años en el Gobierno, el
PSOE/Zapatero sigue siendo el referente del cambio y de todas las ideas
asociadas a este concepto: innovación, reforma, modernización, creatividad.
Quien crea en la virtualidad del cambio, tiene muchos motivos para seguir
apoyando a Zapatero. Votar por el Gobierno de Zapatero sigue siendo votar por
el cambio.
-Zapatero representa ante
todo la positividad. Una visión positiva de España y de los españoles. Un
estilo político positivo, basado en el respeto y en el diálogo. Una actitud
positiva y optimista ante el futuro. Una voluntad positiva de hacer frente a
los problemas y de aprovechar todas las oportunidades.
Zapatero representa
también la contemporaneidad. Un gobernante de hoy, sensible a los problemas
de la segunda mitad del siglo XXI, no atado por los vicios y los complejos
del pasado. Un político moderno y actual, que cree a fondo en la democracia y
la practica.
Zapatero representa el
compromiso con los valores progresistas. Compromiso con la igualdad.
Compromiso con la libertad de las personas. Compromiso con la justicia social.
Compromiso con la convivencia. Compromiso con la defensa de la paz y de la
cooperación entre las naciones. Compromiso con el desarrollo sostenible y con
la defensa del medio ambiente.
Zapatero representa la
fuerza y la voluntad para conseguir los objetivos más ambiciosos para España.
Hasta ahora, hemos competido para conseguir estar entre los mejores. A partir
de ahora, tenemos que competir directamente con los mejores, lo que es aún
más difícil. Y para ello necesitamos un liderazgo positivo que crea en
nuestro futuro, no un liderazgo escéptico que añore el pasado.
Rajoy y lo que le rodea
representa esencialmente la negatividad y la marcha atrás. Eso es lo que ha
representado y lo que ha defendido durante sus cuatro años en la oposición.
Eso es en lo que cree, y
eso es lo que supondría su regreso al gobierno.
Un político antiguo, con
ideas y formas del siglo pasado. Con una total falta de información y de
sensibilidad por los problemas más actuales, como el cambio climático.
Un político distante, que
jamás habla de los problemas reales de los ciudadanos.
Un dirigente hipotecado
por quien le nombró, que ha conducido a su partido a un auténtico bunker de
extrema derecha, que ha expulsado a todos los moderados, que se ha pasado la
legislatura manifestándose del brazo de los obispos en contra de los derechos
civiles.
Sabemos lo que hace y lo
que hará Zapatero:
a) Sabemos que es capaz
de gestionar la economía con eficacia con crecimiento, con distribución de la
riqueza y con ahorro.
b) Sabemos que destina
los frutos del progreso económico a las políticas sociales y a dar
oportunidades a todos para mejorar sus vidas.
c) Sabemos que extiende
los derechos civiles, que milita en la causa de la igualdad entre hombres y
mujeres.
d) Sabemos que apuesta a
fondo por la educación, por la investigación y por el desarrollo sostenible.
e) Sabemos que gobierna
desde los valores y los principios. Que no miente a los ciudadanos. Que
reconoce sus errores.
Rajoy no ha propuesto
nada constructivo en cuatro años, pero sabemos lo que hizo cuando estuvo en
el Gobierno y sabemos lo que harían si regresaran al poder:
- Sabemos que siguen sin
reconocer que la guerra de Irak ha sido un error desastroso, así que volverán
a apoyar la política de las guerras preventivas.
- Sabemos que se han
opuesto y se oponen a que cada cual se case con quien quiera, sea o no de su
propio sexo; así que privarán a los ciudadanos de ese derecho.
- Sabemos que están en
contra de la educación para la ciudadanía, así que la suprimirán.
- Sabemos que no han
querido votar la Ley de igualdad entre hombres y mujeres, así que volveremos
a la desigualdad.
- Sabemos que se oponen a
los avances en investigación con células madre para curar enfermedades, así
que quienes padecen esas enfermedades tendrán que resignarse a ellas.
- Y hemos sabido que su
receta económica es un ajuste brutal, que es la palabra que ellos mismos han
usado. Si hemos de juzgar por los decretazos que hicieron en su día, ya
sabemos para quién será brutal la política económica de Rajoy y Pizarro: para
los trabajadores.
2. Modelo de campaña: la
mirada positiva
El tono, el estilo y el
contenido de la campaña que va a realizar el Partido Socialista está
perfectamente resumido en el lema que estamos usando durante la precampaña:
LA MIRADA POSITIVA.
Queremos trasladar a los
españoles una mirada positiva sobre la realidad de España y sobre su futuro.
Lo que no significa que no existan problemas: significa que hay problemas y
también hay grandes oportunidades de progreso, y queremos salir al encuentro
de todos ellos: de los problemas, parta resolverlos; y de las oportunidades,
para aprovecharlas. Y lo haremos con confianza en España, porque España se ha
ganado el derecho a que confíen en ella.
Esta actitud positiva se
reflejará en todos los elementos de nuestra campaña. En el contenido de los
mensajes y las propuestas, pero también en el tono y en la imagen con la que
nos vamos a presentar ante los ciudadanos. Queremos, además, que sea una
campaña próxima e innovadora, capaz de despertar interés y de movilizar. Una
campaña en la que queremos transmitir a los ciudadanos la idea de que hay
muchos motivos para ir a votar el día 9 de marzo, y muchos motivos para creer
en José Luis Rodríguez Zapatero y confiar en él.
Nuestra campaña debe
responder a estas características:
- Polarizadora: es una
campaña del PSOE frente al PP. Es una campaña que enfrenta políticas, que
confronta alternativas. Es una campaña que busca el cara a cara, que no
rehuye el debate.
- Identitaria: una
campaña para que todos los votantes que se sienten o se han sentido
progresistas se vean identificados con el PSOE. Para que todos nuestros
posibles votantes se vean representados por nosotros y por nuestra
alternativa.
Una campaña que apela a
la identidad progresista de los votantes que desean una alternativa al
gobierno actual, una alternativa a la derecha.
- Movilizadora: una
campaña para movilizar, en primer lugar, al propio PSOE, a sus militantes,
simpatizantes y a sus votantes tradicionales. Un campaña que cree entusiasmo,
que genere expectativas para implicar a todos los sectores sociales que se
sienten identificados con un proyecto progresista. Una campaña que invite a
participar, con diferentes niveles de responsabilidad y en acciones diversas,
a todos los ciudadanos.
- Energética: El andar se
demuestra andando y la energía se muestra siendo enérgicos en todas las
actuaciones de nuestra campaña. La energía la debe demostrar nuestro
candidato, a través de su agenda, de su actividad, de sus mensajes. La
energía la debe demostrar el Partido, sus candidatos, sus militantes, sus
actuaciones durante la precampaña y la campaña. Una campaña que contagie
entusiasmo.
- Emocional: somos el
Partido de los valores, los principios y los derechos, y eso tenemos que
trasladarlo en nuestra campaña. Debemos apelar a las emociones, a los
sentimientos de todos aquellos que piensan que la política sirve para
defender esos valores, principios y derechos. Debemos apelar en nuestra
campaña al voto emocional, al voto de aquellos que se sienten identificados con
un proyecto progresista. Una campaña emotiva, que conecte con la racionalidad
del votante, pero también con sus sentimientos
- Ganadora: una campaña
que demuestre ambición de triunfo. Los límites más perjudiciales son los que
uno mismo se impone, y nosotros no debemos poner límites a nuestra ambición.
Una campaña para ir a ganar, a demostrar que pedimos el voto para seguir
gobernando en beneficio de la mayoría.
- Directa: una campaña
sin ambigüedades, vertebrada, marcando los perfiles, mostrando definición en
los mensajes. Una campaña que llegue a todos los sectores de la sociedad con
propuestas y alternativas respecto a los temas que les preocupan, con
mensajes específicos para cada sector social. Una campaña comprensible, que
la ciudadanía entienda, que sea clara y concreta.
3. Los ejes de nuestro
proyecto
Explicaremos a los
ciudadanos que nuestro proyecto para España en los próximos cuatro años está
basado en tres grandes objetivos, que darán sentido a todas las políticas del
Gobierno:
A) Lograr la España del
pleno empleo para consolidar una verdadera sociedad del bienestar
Durante los últimos
treinta años, el paro ha sido la primera preocupación de los españoles. Una
preocupación de los gobiernos y de las familias. El paro ha pesado sobre los
proyectos individuales, y ha lastrado los proyectos colectivos.
Una sociedad sometida al
paro es una sociedad con un horizonte limitado. El temor al paro, que ha
pesado como una losa sobre las últimas generaciones de españoles, ha aplazado
la creación de la propia familia, disminuido el número de hijos, reprimido
iniciativas vitales y empresariales.
El paro persistente,
estructural, ha detraído muchos recursos públicos y ha impedido que éstos se
dedicasen a ampliar las políticas de bienestar social en nuestro país.
Seguir pensando con los
viejos parámetros de la sociedad del paro limita nuestras posibilidades. No
se piensa igual cuando el horizonte personal es el paro que cuando es el
empleo. No se hacen los mismos proyectos, no se asumen los mismos riesgos.
La perspectiva de una
sociedad de pleno empleo nos obliga a redefinir nuestra cultura económica,
social y política.
Con la creación, durante
la legislatura que ahora concluye, de tres millones de puestos de trabajo,
con el paro situado en el entorno del 8%, que es ya toda una conquista
histórica para las generaciones vivas de españoles, estamos en condiciones de
alcanzar la España del pleno empleo.
De luchar contra el paro,
el objetivo de todos los gobiernos desde la Transición, pasamos, pues, a
luchar por el pleno empleo, por alcanzar una situación que permita en España,
a cualquier persona con capacidad para trabajar, acceder a un puesto de
trabajo en un tiempo razonable y con perspectiva de estabilidad.
Ésta es la nueva frontera
que está ya a nuestro alcance, que nos abre a una sociedad nueva, a una
sociedad capaz de conquistar no sólo el bienestar que en sí mismo representa
el empleo sino todas las posibilidades de acción social que confiere una
economía plenamente productiva gestionada con rigor y eficacia.
El pleno empleo significa
mayor riqueza individual y colectiva. Significa que sectores que han estado
excluidos de la principal fuente de participación en la vida social, el
trabajo, se integren de manera plena en la sociedad. Para muchas mujeres,
salir de su casa, realizar un trabajo remunerado, cambia algo más que su
condición económica, que su capacidad adquisitiva. Les da autonomía, libertad
personal. Y cambiar la condición de la mujer cambia la sociedad como pocas
otras cosas.
De igual modo, el pleno
empleo abre importantes expectativas a los jóvenes, de autonomía, de
emancipación. Probablemente puedan formar familias antes, y eso signifique la
posibilidad de tener más hijos. El pleno empleo cambia también el horizonte
de los trabajadores mayores de cincuenta años, prolonga su vida, no sólo su
vida activa, sino su juventud, sus posibilidades, sus proyectos, su papel
social.
Y pleno empleo significa
también mejores dotaciones de servicios públicos. Es el pleno empleo el que
garantizará el desarrollo de la ley de la dependencia o la escolarización de
los niños de 0 a 3 años. En la España del pleno empleo seguirán subiendo las
pensiones más bajas y el salario mínimo. En la España del pleno empleo
podremos mejorar el contenido del conjunto de las prestaciones sociales.
B) De los viejos
problemas a los nuevos retos: España ante la oportunidad de competir con los
mejores.
Durante los dos últimos
siglos los españoles siempre hemos venido desde atrás. Pero en los últimos
treinta años hemos acelerado nuestro tiempo histórico y ahora, después del
fuerte empujón de la última Legislatura, nos encontramos a las puertas de
situarnos por encima de la media de desarrollo de los países europeos, algo
que no hace tanto parecía un sueño inalcanzable.
España no es el país que
fue. España es otro país y puede fijarse un nuevo gran objetivo colectivo:
estar entre los mejores y competir con ellos. Entre los mejores en renta y en
formación; entre los mejores en equidad social y responsabilidad
medioambiental. Para dar este salto, hay que identificar los nuevos desafíos
a los que se enfrentan los países desarrollados y poner rumbo directamente
hacia ellos.
Afrontar los problemas de
hoy y de mañana, y no perder tiempo en los debates del pasado.
Estar entre los mejores
significa ante todo capital humano, formación, seguir aumentando la inversión
en educación, en todos los niveles, y abrir la formación a todas las
generaciones. Significa perseverar en el esfuerzo presupuestario de los
últimos años destinado a inversión en investigación, desarrollo e innovación.
Nuestra es prioridad es
despegar del pelotón, superar la media de los países desarrollados.
Estar entre los mejores
significa culminar el objetivo que nos hemos fijado en infraestructuras, un
objetivo ambicioso, de liderazgo, que también está a nuestro alcance: ser en
2010 el primer país de Europa en Km de autovía y autopistas, y el primero del
mundo en ferrocarriles de alta velocidad.
Estar entre los mejores
significa afrontar el desafío del cambio climático. Es necesario hacerlo, y
lo es particularmente en el caso de España, pero además es una oportunidad
para nosotros que hay que aprovechar. En el mundo se van a movilizar ingentes
recursos económicos en este proceso y las empresas españolas se encuentran
muy bien posicionadas para liderar esta batalla. Es la tercera revolución
industrial y por fin tenemos la oportunidad de estar junto a quienes la
lideren.
Estar entre los mejores
significa contar con unos servicios públicos de calidad, que optimicen las
prestaciones sociales y contribuyan a la competitividad de la economía. Unos
servicios públicos gestionados por una administración eficiente. En España
contamos con una buena administración profesionalizada: ahora tenemos que
abordar las reformas necesarias para dar ese salto hacia una mayor eficiencia
en la gestión.
C) Asegurar la mejor
convivencia en una sociedad rica y diversa
Vivimos en una sociedad
cada vez más rica y plural. Tampoco esta sociedad tiene mucho que ver con la
España forzadamente homogénea del pasado, que ha quedado atrás. La España de
hoy es una España de ciudadanos que disfruta del pluralismo en todos los
órdenes: el político, el ideológico, el religioso, el cultural, el
territorial… Y en los últimos tiempos se ha incorporado un nuevo factor de
riqueza y de complejidad: la integración en la sociedad española de los
inmigrantes que vienen a compartir con nosotros el trabajo y las ganas de
vivir y de convivir.
Tenemos que preservar
este pluralismo del que nos beneficiamos todos. Tenemos que preservar esta
España de ciudadanos libres y tolerantes que ha nacido y crece con vitalidad
al amparo de nuestra Constitución.
Para hacerlo, hay que
ser, en primer lugar, absolutamente firmes, inteligentes y eficaces, en el
combate de la peor amenaza a la vida y a la libertad que padecen todas las
sociedades desarrolladas, la que representa el terrorismo en sus diversas
manifestaciones. Firmes y eficaces, también, en la lucha contra todas las
demás formas de criminalidad. En ambos ámbitos hemos reforzado nuestra
seguridad en estos últimos años y vamos a perseverar en la tarea.
El rico pluralismo de la
sociedad española confluye en un espacio común de ciudadanía que se asienta
en unos derechos fundamentales iguales para todos y en la aceptación de los
procedimientos democráticos establecidos. Los socialistas vamos a seguir
enriqueciendo este espacio común con el reconocimiento y extensión de
derechos, para fortalecer la posición jurídica y social de los ciudadanos
frente a todo poder público y privado. Y proseguiremos con toda determinación
nuestra voluntad de alcanzar la plena igualdad efectiva entre hombres y
mujeres.
El mejor modo de fomentar
la convivencia política y social es la práctica del diálogo y del espíritu de
tolerancia, el respeto al adversario, al discrepante, no ofender ni practicar
la crispación. Esta actitud es, en particular, imprescindible para gobernar,
en beneficio de los ciudadanos, nuestro Estado de las autonomías, fomentando
la cooperación entre administraciones a partir del respeto a las
singularidades y al ámbito competencial que a cada cual atribuyen las
Constitución y los Estatutos de autonomía.
La inmigración, legal y
ordenada; los inmigrantes, con derechos y deberes; el objetivo, su plena
integración en nuestro espacio común de convivencia.
Sometimiento al Derecho,
diálogo, respeto y tolerancia en España, y también desde España,
proyectándolos como seña de identidad de nuestra política exterior, una
política exterior al servicio de los valores de la paz y la cooperación que
es, además, la más útil para defender nuestros intereses como país.
4. Los mensajes políticos
Además de los tres ejes
de nuestro proyecto, hay ideas específicamente políticas que sustentan
nuestra petición de voto a los ciudadanos. También se las transmitiremos con
la mayor claridad:
a) Tenemos un plan. La
acción de nuestro Gobierno no es improvisada: responde a un proyecto de largo
plazo.
b) Hemos recorrido la
primera etapa, pero el proyecto no está completado. Estamos a mitad del
camino, necesitamos el voto para no interrumpirlo.
c) Los socialistas
queremos lo que quieren los ciudadanos:
Las expectativas
generales: Una España mejor.
- Más moderna.
- Más próspera y
competitiva. Más eficaz.
- Más justa.
- Más y mejor integrada y
cohesionada.
- Más justa.
- Con una mejor
convivencia en todos los ámbitos.
- Más fuerte en el mundo.
Las expectativas
individuales: Una vida mejor.
El Gobierno de Zapatero
no sólo está impulsando una España mejor; además, ofrece más garantías al
ciudadano para tener una vida mejor.
- Bienestar y calidad de
vida.
- Protección de los más
débiles.
- Igualdad.
- Derechos.
- Servicios públicos de
calidad para todos.
- Ayuda a las familias.
Los valores. Las ideas.
(El partido que más se parece a España)
- Los valores con los que
se identifica la gran mayoría de los españoles, que compartimos y asumimos
como propios.
- Valores actuales,
contemporáneos, propios de la España del siglo XXI.
Zapatero cree en lo que
cree la mayoría de los ciudadanos, comparte los valores de la sociedad
española. Zapatero es un representante genuino de la España de hoy. Rajoy es
la voz del pasado.
d) Pedimos a los
ciudadanos una mayoría amplia para gobernar con más fuerza.
e) Pedimos el voto para
no retroceder. Para que no vuelvan al gobierno los mismos que hicieron el
decretazo, que nos metieron en la guerra de Irak, que mintieron y engañaron
el 11-M. Porque son exactamente los mismos: Rajoy, Acebes, Zaplana, y Aznar
mandando desde la oscuridad. Para que no gane la crispación.
5. La idea básica de
campaña
A partir de todo lo dicho
hasta ahora, orientaremos toda nuestra campaña a transmitir la siguiente
idea: ESPAÑA TIENE UNA GRAN OPORTUNIDAD: DAR UN SALTO ADELANTE QUE NOS
CONVIERTA DEFINITIVAMENTE EN UNO DE LOS PAISES MAS AVANZADOS Y CON MAYOR
CALIDAD DE VIDA DEL MUNDO.
EN ESTAS ELECCIONES SE
DECIDE SI APROVECHAMOS ESTA OPORTUNIDAD CON ZAPATERO O LA PERDEMOS Y VOLVEMOS
ATRÁS CON RAJOY.
ZAPATERO ES EL PRESIDENTE
QUE REPRESENTA LA ESPAÑA DE HOY Y CREE EN ELLA.Y NECESITA TU VOTO PARA
GOBERNAR. EL VOTO DE LA MAYORIA. EL VOTO DEL OPTIMISMO Y DE LA CONFIANZA.
El texto anterior
contiene el núcleo de nuestro mensaje político en esta campaña. A partir de
estos conceptos se establece la unidad de campaña. Todo el esfuerzo de
campaña debe orientarse a transmitirla con eficacia y credibilidad. Lo que
sirva para hacer crecer esta idea, debe ser considerado como positivo; lo que
se separe de ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la
campaña.
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lunes, 12 de noviembre de 2012
Núcleo del mensaje de campaña del PSOE y la idea a transmitir por sus defensores.
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