sábado, 2 de enero de 2010

Don Juan III de Borbón.


La primera carta es un reconocimiento a la labor del padre del Rey Juan Carlos, Don Juan de Borbón. En la segunda aplaude el trabajo del director de Informativos de TVE con motivo de que el Telediario 2 ha sido premiado como el mejor del mundo. En la tercera, le pide a Pastora Vega que regrese a los escenarios. .- LUIS MARÍA ANSON
DON JUAN III DE BORBÓN.- Hoy, hace 34 años, Don Juan Carlos fue proclamado Rey (El Mundo, 22 de noviembre de 2009).

Señor…
Hoy hace 34 años, las Cortes franquistas hacían a vuestro hijo Don Juan Carlos, Rey de hecho de España. Se empinaba en el Trono el nuevo Monarca sin las dos legitimidades que exigían el resto de los Reyes europeos: la dinástica y la popular. Nadie daba un duro por la continuidad de Don Juan Carlos. «¡Heredero de Franco! -escribió François Mitterrand- ¡Bonita pierna para un cojo que corre hacia el vacío!». Los falangistas se cachondeaban de él, llamándole Juan Carlos I, el Breve.
Desde el cielo donde leerá esta carta, Vuestra Majestad se sentirá dichoso al comprobar que, 34 años después, vuestro hijo encarna la Monarquía de todos, la Monarquía parlamentaria, siempre defendida contra Franco por V. M. España ha vivido, está viviendo con Don Juan Carlos, un periodo espléndido de libertad, de paz y de progreso. Dentro de seis años, vuestro hijo habrá ocupado la Jefatura del Estado más tiempo que Franco y dentro de doce superará a Felipe II y a Felipe V.
A las pocas horas de la muerte del dictador, Vuestra Majestad nos citó en París a Pedro Sainz Rodríguez y a mí. El general Díez Alegría y otros conspicuos habían visitado a V. M. para pedirle, unos que se callara, otros que abdicase. Pero Vuestra Majestad, como Jefe de la Casa Real Española, como Rey de derecho de España, sabía muy bien lo que debía hacer.
Nos reunimos en París, en la casa del marqués de Marianao. Vuestra Majestad nos dio instrucciones muy precisas a Pedro Sainz y a mí para que redactáramos su último Manifiesto. El sábado, día 22 de noviembre, nos instalamos el académico cachondo e inteligentísimo y yo en casa de Jesús Obregón, hijo, en la rue Boissière, 69. La redacción del documento resultó muy laboriosa. Tanto Don Pedro como yo alzamos la voz y Jesús Obregón, hijo, lo ha recordado más de una vez.
El domingo 23 por la mañana le llevamos el documento a V. M. No tocó una coma. Sólo tachó la fecha del 23 de noviembre y puso la del 21. «No quiero que salga nada de mí siendo ya mi hijo, Rey», nos dijo.
El manifiesto, comunicado por el «Gabinete de Información del Conde de Barcelona», establecía las condiciones que debía cumplir Don Juan Carlos para que Vuestra Majestad abdicara, trasvasándole la legitimidad dinástica.
«La Monarquía -se lee en el último Manifiesto de V.M.- para ser útil a España, debe ser un poder arbitral independiente que facilite la superación de la guerra civil; el establecimiento de una profunda justicia social que elimine la corrupción; la consolidación de una verdadera democracia pluralista; nuestra plena integración en la Comunidad Económica Europea, y el pacífico acceso del pueblo español a la soberanía nacional para que tengan auténtica representatividad las instituciones políticas hasta hoy emanadas de la voluntad del General Franco».
Convocadas elecciones libres para el 15 de junio de 1977, Vuestra Majestad abdicó los derechos y deberes de la Corona española el 14 de mayo de aquel año, en el emocionante acto en el Palacio de la Zarzuela, al que por el antiguo Consejo Privado asistimos José María Pemán y yo.
En 1978, el pueblo español, al votar libremente la nueva Constitución, dotó a Don Juan Carlos de legitimidad popular, equiparándole con los otros Monarcas europeos. Señor, 34 años después de aquel 22 de noviembre, vuestro hijo se ha ganado el reconocimiento general en España y fuera de España. Encarna la Monarquía por V. M. defendida, frente al aspaviento de aquella Monarquía absoluta que, bajo los principios del Movimiento Nacional, impuso la dictadura de Franco.
Cuando algún periodista en la radio o la televisión me pregunta: «¿Cree usted que Don Juan Carlos debe abdicar?», yo doy siempre la respuesta que le hubiera gustado a Vuestra Majestad:

- «Sí, creo que el Rey debe abdicar. Cuando cumpla cien años».

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