- Escritor y diplomático español, nacido en La Coruña (1886) y
fallecido en Locarno, Suiza (1978). Estudió ingeniería en Madrid y París y
practicó algún tiempo la profesión en España (1911-16). Dedicado al periodismo,
lo cultivó en Londres (1916-21), donde fue redactor de The Times, y Ginebra
(1922-31), donde estuvo adscrito al secretariado de la Sociedad de Naciones.
- Fue delegado de España en esta organización, embajador en Estados
Unidos (1931) y en Francia (1932-34) y ministro de Instrucción Pública y
Justicia (1934). Entre 1928 y 1931 explicó literatura española en Oxford y en
México.
- Ministro de Instrucción Pública y Justicia (1934), tras el reinicio
de la guerra civil en 1936 se exilió de ambos bandos, residiendo en Francia y el
Reino Unido. En 1972 fijó su residencia en el cantón suizo de Ticino.
- Fue uno de los principales exponentes del liberalismo europeo. De
hecho, llegó a ser presidente honorario de la Internacional Liberal.
- El 17 de julio del 32, el PSOE publica un manifiesto en que acusaba
al Partido Radical de Lerroux de propósitos dictatoriales, anunciaba la
violencia en tal caso y advertía que “no había terminado aún” la revolución
iniciada con la caída de la monarquía. Madariaga considera (así lo recoge en su
obra España) que el texto socialista contiene “en líneas generales, la política
que iba a llevarle, y con él a España, al desastre de 1934”.
- Madariaga consideraba como la gran causa de la guerra civil la
división interna del PSOE, que en esta época se encontraba al borde de la
escisión entre los partidarios de Largo Caballero, por un lado; los de
Indalecio Prieto, por otro; y los de Julián Besteiro, este último siempre
marginado por los dos anteriores por su carácter más moderado.
- El diario Claridad, perteneciente al PSOE, publicó el 7 de febrero de
1937: “Proporciona esta seguridad el conocimiento de la condición moral de
tipos como Unamuno, Baroja, Madariaga, etc.. Cada uno lleva un traidor dentro.
O una complacencia de meretriz, a elegir”. Lo recoge Manuel Rubio Cabeza en Los
intelectuales españoles y el 18 de julio, 1975, ediciones Acervo, p.198.
- Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1936, aunque no
presentó su discurso de ingreso hasta 1976.
ASÍ
HABLABA SALVADOR DE MADARIAGA
-
“Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de
autoridad moral para condenar la rebelión de 1936”.
-
El clima social en la República tras el nombramiento de Azaña como presidente
lo describe así: "Aumentaron, en proporción aterradora, los desórdenes y
las violencias, volviendo a elevarse llamaradas y humaredas de iglesias y de
conventos hacia el cielo azul, lo único que permanecía sereno en el paisaje
español. Continuaron los tumultos en el campo, las invasiones de granjas y
heredades, la destrucción del ganado, los incendios de cosechas. En el país
pululaban agentes revolucionarios a quienes interesaba mucho menos la reforma
agraria que la evolución. Huelgas por doquier, asesinatos de personajes
políticos de importancia local. Había entrado el país en una fase francamente
revolucionaria".
-
Tras entrevistarse con Franco, escribió de él: “Me llamó la atención por su
inteligencia concreta y exacta más que original y deslumbrante, así como su
tendencia natural a pensar en términos de espíritu público sin ostentación de
hacerlo”. (Memorias. Amanecer sin mediodía. Madrid. Espasa-Calpe, 1974).
-
“Los monárquicos jamás significaron tanto peligro para la República como los
republicanos” (Españoles de mi tiempo. Barcelona, Planeta, 1974).
-
“En el fondo, la República murió de falta de republicanos” (Españoles de mi
tiempo. Barcelona, Planeta, 1974).
-
Sobre la revolución de octubre de 1934 afirmó (en su obra "España",
Espasa-Calpe, 1978, pag. 362) que "El alzamiento de 1934 [socialista y
anarquista] es imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la
CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida desde hace ya tiempo. El
argumento de que el señor Gil Robles intentaba destruir la Constitución para
instaurar el fascismo era, a la vez, hipócrita y falso. Hipócrita porque todo
el mundo sabia que los socialistas de Largo Caballero estaban arrastrando a los
demás a una rebelión contra la Constitución de 1931, sin consideración alguna
para lo que se proponía o no el señor Gil Robles; y por otra, a la vista de que
el señor Companys y la Generalidad entera violaron también la
Constitución."
-
Respecto del expolio que el Frente Popular hizo de las obras artísticas del
Museo del Prado afirmó... "El cacareado salvamento de los cuadros del
Prado, lejos de ser tal salvamento, fue uno de los mayores crímenes que contra
la cultura española se han cometido jamás (...). Madrid poseía precisamente la
mejor cámara subterránea quizá entonces del mundo para la protección de tesoros
artísticos, recién terminada con arreglo a la técnica más moderna a treinta
metros de profundidad bajo el Banco de España. A los técnicos ingleses que
visitaron España entonces se les enseñó un par de cuadros del Greco enmohecidos
por la humedad para hacerles creer que esta cámara subterránea no era
suficiente. A la sazón presidente de la Oficina Internacional de Museos de la
Sociedad de Naciones, pude estudiar documentación suficiente para asegurar aquí
que los cuadros del Museo del Prado no debieron haber salido nunca de Madrid, y
que no hubieran salido de no haber predominado en el Gobierno de entonces la
pasión política más miserable sobre el respeto a la cultura y al arte".
La represión izquierdista en Madrid DESPUÉS DE JULIO DE 1936:
En
Madrid el 19 de julio y en la iglesia del Rosario de los Padres Dominicos, las
turbas izquierdistas interrumpen la misa dominical disparando sobre los
asistentes. Aquella misma noche ardieron cincuenta iglesias en la capital,
según Hugh Thomas (“The Spanish Civil War”, Penguin Book, Londres, 1.965).
Los
hechos luctuosos se sucederán irrefrenablemente. Ese mismo día y en el
cementerio de Canillas son asesinados los dos primeros religiosos,
pertenecientes a la Congregación de los Padres Paúles en Hortaleza, por llevar
sendas sotanas en sus maletas. Siguen tres oficiales asesinados, uno de ellos
cuando era trasladado herido en una ambulancia por milicianos de los
Carabancheles. La barbarie no queda detenida en la capital, y el mismo 19 la
sangre se extiende por los pueblos: tres civiles, entre ellos una mujer de 70
años, son asesinados.
La
experiencia de la abortada revolución de octubre de 1934 en Asturias, sirvió
–sin duda- al Teniente Coronel de Artillería Rodrigo Gil Ruiz para preparar, a
raíz del asesinato de Calvo Sotelo, un arsenal en el Parque de Artillería con
300 proyectiles y 100.000 cartuchos de fusil. Además, a las 13:30 horas del día
18 dicho Teniente Coronel consigue la autorización para la entrega de 5.000
cerrojos de fusil, depositados en el Cuartel de la Montaña, destinados a
completar otros tantos fusiles depositados en el Parque de Artillería...
destinados a armar a 5.000 milicianos, civiles en definitva.
Pero
en el Cuartel de la Montaña había más cerrojos, entre 40.000 y 65.000, y el
Coronel Serra, que los custodia, se niega a entregarlos: “... el Cuartel de la
Montaña morirá en su puesto antes de entregar uno sólo de los cerrojos de fusil
allí depositados”. Para las izquierdas era urgente y prioritario conseguir
aquellos cerrojos. Por ende, en el cuartel sublevado se habían ido refugiando
civiles (186 falangistas, por ejemplo). Para los resistentes discurre el día 19
entre esperanzas de un auxilio que no llegaría, rechazando parlamentos que
pretendían la entrega de los cerrojos. Durante la noche del 19 al 20 las
baterías estaban preparadas y la muchedumbre congregada. A un primer ataque de
la aviación a las 7.00 horas siguió otro intento de negociación: Rechazado. Se
desencadena el ataque de la aviación, las piezas de 75 y 155 mm, el asalto de
los milicianos. Hacia las once de la mañana la presión es tal que en el cuartel
alzan la bandera blanca... Ciento treinta muertos entre los resistentes (más de
la cuarta parte del total eran falangistas: 37), a bayonetazos, hachazos y
tiros.
El
asalto al Cuartel de la Montaña queda bien resumido con las declaraciones de
Enrique Castro Delgado, comandante del 5º Regimiento asaltante (“MILICIA
POPULAR – Diario del 5º Regimiento de Milicias Populares”, Año I Nº4, 30 de
junio de 1.936):
“Matar...
Matar... seguir matando hasta que el cansancio impida matar más... Después...
Después construir el socialismo” .
“...alguien
comenzó a cantar el “Cara al Sol”. Luego todos. Luego un disparo... luego
muchos disparos mezclados con voces de valor y orgullo, de mística y de miedo.”
La
orgiástica victoria sobre el Cuartel de la Montaña desencadena una cadena de
crímenes en los acuartelamientos de Getafe, Leganés, María Cristina y
Campamento: Otros 41 asesinados. Sigue la matanza de religiosos y civiles en
los pueblos de Madrid, y así el día 20 son asesinados: un padre y su hijo en
Canillas, en Guindalera un anciano de 85 años, diecisiete eclesiásticos en
diversos parajes. El General de Caballería Rafael Casas de la Vega nos ofrece,
en su “El Terror Madrid 1936” (Editorial Fénix, Madrid, 1994), un exhaustivo
estudio sobre este siniestro periodo.
LAS
SANGUINARIAS "CHECAS"
Inmediatamente,
y aprovechando el gran número de edificios religiosos, colegios o viviendas
particulares disponibles a raíz de la persecución y su enajenación, se
constituyeron cientos de checas. Sólo en el distrito del Congreso había 54, 55
en Chamberí, 26 en Buenavista, 73 en Universidad, 49 en Palacio,... Algunas
checas eran cuartelillos de milicianos, otras sedes de agrupaciones políticas,
pero la mayoría eran cárceles donde se interrogaba y condenaba a muerte. Y esta
usurpación del poder jurídico al Estado, esta vulneración de los derechos de la
ciudadanía es ya de por sí dramática. El General Rafael Casas de la Vega (op.
cit.) concluye que de los 8.500 asesinados en Madrid entre julio y diciembre de
1936, unos 3.200 (caídos entre agosto y octubre, antes de las grandes matanzas
de Paracuellos) son atribuibles a las checas.
En
realidad, la actividad aniquiladora de las checas siguió hasta finales de 1937:
101 asesinados en Carabanchel, 178 en Fuencarral, 160 en Hortaleza, 53 en
Usera, 25 en Cercedilla, 113 en Alcalá de Henares, 9 en Meco, 21 en Camarma de
Esteruelas, 130 en Aranjuez, 33 en Ciempozuelos, 55 en Getafe, 284 en
Chamartín, 124 en Barajas, 414 en Soto de Aldovea, al menos 25 conocidos en
Torrejón, 122 en Rivas-Vaciamadrid, 36 en Canillas, 15 en Canillejas, 160 en
Bohadilla del Monte, 300 en Aravaca,... Procedimiento habitual de los
chequistas era “trasladar” a los presos fuera de Madrid y fusilarlos de noche
en algún cementerio, donde luego se los encontraban y sepultaban los atónitos
vecinos: caso de 52 guardias civiles, sacados de la checa de Spartacus (C./
Santa Engracia, 18), y asesinados el 22 de noviembre en las tapias del
Cementerio Este. Eran los “paseos”, con los que tanto parecía disfrutar aquella
caterva de desalmados izquierdistas.
Tomando
como ejemplo la Checa de Bellas Artes se ha conocido que sus “tribunales”,
capacitados para emitir sentencias firmes e inapelables, estaban constituidos
por miembros de los partidos representados en el Frente Popular (Partido
Socialista, Partido Comunista, FAI, Unión Republicana, Sindicalistas, Izquierda
Republicana, UGT, CNT, Juventudes Socialistas Unificadas, Juventudes
Libertarias). Aparte de los milicianos armados, había un retén de 25 guardias
de seguridad al mando de un sargento, lo que demuestra la conformidad del
gobierno republicano en estos crímenes.
Si
la sentencia era de culpabilidad, para evitar sospechas e inculpaciones
posteriores, se escribía en la misma la palabra “libertad” seguida de un punto.
Al salir a la calle el inocente condenado era detenido por unos milicianos,
conducido a algún apartado lugar y fusilado. Existían además unas “brigadillas”
de milicianos autorizadas para registrar viviendas particulares, confiscar bienes,
detener sin mandamiento judicial alguno y –por supuesto- asesinar a quien les
pareciera.
No
podía faltar en el funcionamiento y organización de las checas el aspecto
económico, como es lógico teniendo en cuenta la codicia de aquellas gentes. En
la caja de la Checa de Fomento de Madrid, el 12 de noviembre de 1936 había :
1.750.000 pesetas en efectivo, 600.000 pesetas en oro amonedado, 460 cajas
llenas de objetos de valor. En fin, bajo el odio político no sólo se detenía y
asesinaba a la ciudadanía, sino que se aprovechaba para expoliarles y
enriquecerse. Y no podía faltar el más sofisticado repertorio de torturas.
El
Alzamiento de julio de 1936 conlleva la insurrección de varios
acuartelamientos, además del de La Montaña. Ante la ausencia del auxilio exterior
fracasa el pronunciamiento en todos ellos. Los sublevados que no fueron
asesinados sobre el terreno (Getafe, La Montaña, Leganés, María Cristina,
Campamento,...), serán confinados en las siguientes cárceles, en todas ellas se
producirían sacas de presos: La Modelo (mínimo 1.024 fusilados), Porlier (778
como mínimo), San Antón (722 como mínimo) y Ventas (al menos 381). El mayor
número de “paseados” ocurriría en noviembre, período en el que Santiago
Carrillo era responsable de Orden Público: 2.530.
En
la cárcel Modelo hasta el 17 de agosto de 1936 los presos eran vigilados por
funcionarios del Cuerpo de Prisiones. Pero ese mismo día entraron los
milicianos a cachearlos vejatoriamente, operación que se repetiría el día 20:
Cacheos autorizados por el Director General de Seguridad Manuel Muñoz,
acordados por la checa de Fomento y dirigidos por el anarquista Felipe Emilio
Sandoval (delincuente común excarcelado unos días antes). Y el 22 elementos de
la CNT y FAI prendieron fuego a la tahona, se abrieron las puertas para que
entraran los bomberos, aprovechando para la fuga los presos comunes; al tiempo
comienzan las ráfagas de ametralladora desde las casas colindantes contra los
políticos. La turba izquierdista comenzó a “juzgar” aquella misma noche, dentro
de la cárcel, a los 6 presos políticos de más relevancia: Todos fueron
asesinados allí mismo. Esa misma noche cayeron otros 21.
Pero
la primera saca de La Modelo no ocurriría hasta el 25 de octubre, cuando 80
presos son asesinados bajo falsas ordenes de “libertad” o “traslado.” Segunda
"saca", el 4 de noviembre, con dieciséis asesinados. Todavía estaban
por llegar las cuatro mayores "sacas".
Por
lo que respecta al penal de Ventas, las sacas comenzaron el 14 y 15 de
septiembre: 10 hombres. Siguen las del 17, 19, 20, 21, 23 y 24: Con un número
relativamente bajo de represaliados. Pero el 28 de noviembre se sacan 48
hombres. Y el 30 del mismo mes otros sesenta. Entre el 2 y el 3 de diciembre,
otros 110. Entre otros, contamos con el testimonio del Policía Álvaro Marasa
Barasa, a quien Serrano Poncela confío una “orden de libertad” (finales de
noviembre) para ocho detenidos en Ventas:
“...
Llegados a la explanada donde las milicias acostumbran a asesinar a los
detenidos, ordenan a éstos que bajen de la camioneta y, a unos quince metros de
la carretera, seis o siete milicianos efectúan varias descargas sobre el grupo
de presos y luego Rascón da los tiros de gracia. Una vez efectuado esto vuelven
a los coches y camionetas, abandonando allí los cadáveres. Había una gran zanja
a la derecha de la explanada donde supone serían enterrados por varias personas
que ya se encontraban en la explanada cuando llegaron los coches... (“Causa
General,” ff. 78-78).
UNA
REPRESIÓN PREMEDITADA
La
brutal represión que llevaron a cabo las izquierdas contra todo aquel que no
pensase como ellas estuvo perfectamente ordenada y diseñada desde las más altas
instancias del Frente Popular. Así lo demuestran, entre otros muchos, los
siguientes testimonios:
-
"...nos hemos preocupado un poco por limpiar la retaguardia. Es difícil
asegurar que en Madrid está liquidada la Quinta Columna, pero lo que si es
cierto es que allí se han dado los golpes más fuertes...y esto se debe a la
preocupación del Partido y al trabajo abnegado, constante, de dos camaradas
nuevos,... el camarada Carrillo, cuando fue Consejero de Orden Público, y el
camarada Cazorla,...". Declaraciones publicadas de Francisco Antón en
"Discursos pronunciados en el Pleno Ampliado del Comité Central del
Partido Comunista de España, celebrado en Valencia los días 7 y 8 de Marzo de
1937." (Biblioteca Central Militar. Armario Especial. Signatura 1.048).
-
"Habrá diez mil quinientos (refiriéndose a la población "penal"
en Madrid) pero dentro de muy pocos días solamente tienen que quedar quinientos...".
Réplica del Ministro de Justicia (Juan García Oliver) al Secretario Técnico de
Prisiones (Antonio Fernández Martínez), según declaraciones de Manuel Guerrero
Blanco (funcionario del Ministerio de Justicia) en AHN-CG 1526 (2), Ramo Nº 3, Folio 34.